—Rojo.
— ¿Cuál rojo? ¿El que en la política se utiliza para simbolizar los movimientos e ideologías revolucionarias o izquierdistas?
—No, hombre.
— ¿Entonces?
—Ah… ya sé. El de la pasión, el del amor…
—Tampoco.
— ¿El de energía, o calor?
—Como dice la GiGi; ¡NO!…
—Entonces, hay que acudir a la psicología del color para poder determinar cuál rojo
—Veamos: no es el rojo que significa: pasión, violencia, fuego, seducción, poder, actividad, amor, izquierda, revolución, energía, calor. Ni tampoco el que se enmarca en el paradigma histórico hermenéutico, utilizando el enfoque cualitativo y el modelo sociolingüístico orientado hacia el análisis del discurso del testimonio.
— ¿O sí es este?
— ¿Tampoco?
— ¡Qué vaina!
— ¿Ni es el contrario del azul que significa: estabilidad, confianza, masculinidad y racionalidad?
—Ahora no me venga a decir que tampoco. Si no es ese, entonces es el que significaba: ¡A la Carga!
— ¿Será el de los cambulos? El que tenía una rivalidad con los gualandayes, el de la flor morada que era considerado un depurador de la sangre que es roja.
—Ahora ya caigo: rojo sangre
— ¡NO!, volvería a decir la GiGi.
—Si no es rojo sangre, ¿cuál es?
—Ahora que dice cambulos y gualandayes, me acuerdo de la rebelión colorida de ellos en los parqueaderos de la Plaza de Toros de Cali. Rebelión que la acabó el Ministerio de Cultura, cambiando las normas establecidas para el entorno de la plaza. Y eso que era patrimonio cultural.
— ¡Qué bellos eran los días cuando al pasar por ahí las flores de los árboles pintaban el paisaje de colores!
—Yo lo he dicho todo y no tengo respuesta ni tampoco una pista. Hablando de pista, como en las adivinanzas, dígame una.
—Para esa cosa tan fácil, no hay pistas.
— ¿Es el que ahora les dio por ponerle rayas? ¿Es el rojo desteñido lleno de letreros que parecen vallas ambulantes? ¿El de los mismos que les dio por buscar o hurgar colores en el pasado, como si cambiando de camisetas y pintándolas de colores extraños al tradicional se ganaran los partidos? Que jueguen sin camiseta, pero que ganen. Alguien me dijo que las camisetas y los números no ganan. Y tiene toda la razón. Con los triunfos se venden más camisetas. Si eso es lo que buscan: vender camisetas.
—Ya los dije todos. ¿Cuál es?
—Como se decía antes: averígüelo Vargas. Ya se lo dije.