CIUDAD Y SENTIMIENTO: Supersticiones

Por Jorge Enrique Santacruz

Eso de las supersticiones es cosa bien fregada, porque cuando las creencias se explican desde la mística, la magia u otras explicaciones sin lógica ni comprobación científica, es algo bien complicado. Cómo no va a ser complicado, si una superstición es una creencia que resulta contraria a la razón y ajena a la fe religiosa. Como dicen por allí: Cójame ese trompo en la uña.

Como en cualquier temporada deportiva, hay supersticiones que juegan en diciembre como los Kukos, las Vitis y los Dollars; otras como el Kun, que sí es un Agüero, lo hacen todo el año. Esto no hace la diferencia entre las personas que creen en ellas, las hay de diciembre y el resto del año, porque como dicen: Árbol que nace torcido, torcido se queda. Creen en todo, hasta en los innombrables.

Como ya lo dijimos, las supersticiones juegan en diciembre y el resto del año. Porque la necesidad de atribuir carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos o en pensar que estos hechos proporcionan buena o mala suerte, no es de un día o un mes, es de todo el año.

¿O será acaso que para todo el año no es? nunca paso debajo de una escalera, no me caso un martes 13, ¿quieres casarte?… que no te barran los pies. No abras el paraguas dentro de la casa, resiste a la tentación de hacerlo, pues varios años de mala suerte podrían estar esperándote ¡Que no se te atraviese un gato negro! ¡mala suerte!

Y también las hay que juegan a todas horas; de noche y de día, todos los días, que para ellas no hay meses, juegan todo el año, que son titulares, inamovibles y además de efecto inmediato: San Isidro labrador; quita el agua pon el sol, el mal de ojo, la mata de sábila, la mata de ruda, bañarse con jabón azul el de la buena suerte, salir a la cancha y echarse la bendición tocándola al mismo tiempo. Pero si van a jugar contra la Divina, pueden rezar el rosario: se asustan y pierden o tienen una gran posibilidad de hacerlo, porque con la Divina no se juega, entiéndase “jugar” como algo del que no hay superstición que valga.

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