Reverendísimo Mons. Roy Contreras P.
Padre General
En los últimos días, impregnado de la contaminación que me patrocina el caos: decidí encontrar refugio en las personas que amo, y en las que en mirada positiva me ayudan a edificar un mundo mejor, según mi visión cristiana y humanizante, encontrándome dolosamente inmerso en un mar de discusiones sin sentido, por cuestiones políticas de borregos en miras de nuevos mesías salvadores, idealizados según su conveniencia y sus fallidos conceptos, ídolos de barro adornados por utopías y promesas huecas carentes de sentido.
Observando la actualidad y el tema de interés colectivo, reconozco desde mi sensibilidad como exorcista, la grave funcionalidad y manipulación satanica en cada una de las discusiones presentes, guerras sin sentido en malogrados desacuerdos. Veo efectivamente el papel divisor del demonio, en cada una de las personas que en buena voluntad e inocencia, tratan de imponer su ideología política a precio de irrespetuosos vituperios y agresivas reacciones (el mal escondido en el bien).
Ciertamente el mundo está dividido de modo insensato: mal llamados próvida que atentan contra la misma vida, según sus agravios disfrazados de Cristiandad, defensores de derechos humanos apoyando el aborto y la eutanasia; trabajadores alzados en sindicatos contra su empleador, el monopolio de los sistemas bancarios exprimiendo al pueblo y al noble campesino que nos y los sostiene; luchamos por la libertad e independencia aceptando vernos en un futuro esclavizados gracias a la aprobación del consumo y expendio drogas. Según nos enseñan que la voz del pueblo es la voz de Dios, pero…: ¿en que momento nos dividimos en tan innumerables voces?, ¿elegimos el mal por el bien que pretendíamos?, somos el resultado de un fallido experimento social de escasez, guerra, exclusión y explotación.
Influenciados por el dominio del tentador, desde su papel contradictor, nos convertimos modelos de división, imponiendo ideas de verdades sujetas a la imprecisión.
Una de las frases más célebres que nos enseñan los romanos es: “divide et vince”, divide y vencerás. Esta no es más que la asimilación separatista y contraria de una obligación moral que se nos exige como indivisibles hijos de Dios; la ley Cristiana nos incita a estar siempre unidos en la fe y en el amor (Hechos 2 42-47), el estar siempre unidos en el amor nos hace mas aceptos hijos de Dios desde el orden de la diversidad.
La invitación en estas cortas líneas es a permanecer unidos en la diferencia, a respetar la ideología del otro asimilándolo como auténtico hermano, a fomentar un cortez diálogo libre de violentas fronteras humanas y, a evitar ser instrumentos del diabólico enemigo fomentador de guerras.
Homilía, II Semana de Pascua.
El sentir de la unidad, la inclusión, y aceptados por el próximo, nos conducen a caminar en una línea delgada pero fuerte a su vez llamada respeto. En este orden comparto la invitación a la que los cristianos estamos llamados, y que hoy el señor Jesús resucitado se hace visible por medio de sus ministros, gracias padre Roy por seguir trabajando y expresando el sentir de la unidad.
Me encanta su coherencia monseñor , desde su interior y sabia reflexión muchas gracias por esas reflexiones
Gracias Padre. Totalmente de acuerdo. Lo retransmito a mis amigos y allegados