Por Jorge Santacruz
Hay cosas que ya no son lo mismo y uno debe recurrir a los contemporáneos para ver si ellos saben algo de lo que es la materia en cuestión.
Y preguntando a uno de ellos sobre el tema, me respondió: Yo no sé cómo es esa “vuelta”, pero me imagino que no es lo mismo. (Nótese el uso de un lenguaje muy de actualidad).
- ¿Cómo así? Le devuelvo a preguntar, ahondando aún más.
Me dice: – ¡ah! déjame pensar, creo que preguntan que si tiene PC o Tablet, algo en que escribir y un libro de Vargas Llosa. En eso se queda perplejo mirándome y dice, – Imagínate estando nosotros llenos de escritores de muy buen nivel ¿No te parece?, pero según tengo entendido, sigue indicando… no en todos es lo mismo. Varía mucho de unos a otros.
Y yo le cuestiono – ¿entonces en dónde quedaron las salidas a comprar los útiles? Tachar de la lista lo pedido, buscar de almacén en almacén que hasta por Santa Rosa se pasaba, sin olvidar la Atenas y demás librerías de segunda, para buscar los usados en buen estado. De esos libros que se notaba que no los habían abierto. Debió ser de un algún vago que perdió el año escolar. De aquel joven que siempre acompañado por alguno de los padres, acción que permitía los consejos y propósitos: este año si se va a portar juicioso, a cuidar los libros, porque le pueden servir a sus hermanitos (en ese tiempo los libros se heredaban entre hermanos) y a llevar los cuadernos. “Tranquila mamá que este año si me voy a portar juicioso”.
Y después de tanto buscar y comprar, la obligada parada a mecatear: avena con pandebono, gaseosa con pan o jugo con galletas. Que maravilla. ¡Sabía a gloria!
Ya en casa, seguía el otro rito; el de la doble emoción que llaman, forrar y marcar los libros y cuadernos sin tapar las tablas de multiplicar que estaban en la contraportada junto con el horario, que se llenaba una vez empezaban las clases. Y vaya que se demoraba cuadrarlo.
Yo no sé cómo es ahora le digo, pero lo que sí sé, es que a los que les toca en este tiempo, pueden comparar y sacar sus propias conclusiones. Habrá algunas cosas con las que se puede comparar y otras no, pero en el fondo es lo mismo. Comparar.
De lo que, si estoy plenamente seguro, es que tanto ahora como en tiempos anteriores después de la tempestad, viene la tempestad. O será que eso de las vacaciones forzadas, matrículas, exámenes de salud, uniformes, compra de los útiles o una Tablet, porque la otra está muy viejita y ya no sirve… ¿no surte el mismo efecto que hace ya varios años?
Yo no sé si ahora pedirán transportador, compás, escuadra, tinta china, negra, roja, regla, lápices, sacapuntas, goma, borrador, tijeras, palos de balso, bolígrafos, libros que no se abren, cartillas, y cuadernos rayados y cuadriculados, pero de lo que sí sé y estoy seguro; es que algo va de ayer a hoy.