(De la obra “Canto a la vida” Edición abril de 2010)
Por Helen Fares de Libbos.
Soy ajena a este mundo y hay en mi una severa soledad y una dolorosa tristeza. De noche estoy sola duermo muy poco pero en mi soledad contemplo un país desconocido y encantador, Colombia. Y esta visión llena mis sueños de una tierra grande y lejana que mis ojos nunca han visto. Mi llegada a Colombia para mí fue mi Paraíso; empecé a trabajar desde el primer día aprendiendo el idioma a hablar y escribirlo.
Cuando me di cuenta pasaron 40 años, con estos años formando 3 veredas. Una en Chiquinquirá y otra en Simijaca, Táquira y otra recién en Sindamanoy, Bogotá. Soy una extraña entre mi gente y tengo muchos amigos. He obrado correctamente con conciencia, tolerancia y abundancia. Cuando los amigos que me buscan para dar consejos de negocios. Soy una extraña entre las mujeres y siempre he estado manejando nuestros intereses y trabajo.
Algunas consiguen triunfar después que se muere su esposo.
En la época de los romanos, hubo dos tribus enemigas y una mató al Emir de la otra.
La esposa del muerto quedó con trescientas familias a su cargo y el enemigo le quito todo.
La esposa del muerto quedó con trescientas familias a su cargo y el enemigo le quitó todo.
Ella busco la amistad del enemigo y le pidió que le diera un terreno del tamaño del cuero de una vaca. Acepto pero la trató como loca, pero Amira, la líder le pidió a su gente que cortaran el cuero en tiras pequeñita, y las amarraron a lo largo y ancho del terreno trabajando la gente noche y día.
Cuando terminaron el terreno señalado.
Era más grande que la aldea que tenía el Emir. El enemigo muy contento decidió casarse con Amira y formaron una sola tribu. “Y cuando la duda es un dolor produce la soledad”.
Soy una extraña a mí misma y cuando oigo hablar en mi propia lengua, las lenguas que aprendí en los tres países Kuwait, Líbano y Colombia: árabe, francés español, mis oídos se asombran de mi voz; veo a mí ser interior sonriendo, llorando y desafiando.
Y mi existencia se pregunta sobre mi sustancia y mi alma pregunta a mi corazón quién soy yo. Me quedo en un silencio tremendo.
Soy una extraña de pensamiento, son extraños a mi cuerpo y al colocarme delante del espejo veo algo en mi rostro que mi alma interrogada a mi corazón y lo que más amo es construir edificios, amo el cemento y la arena y los paisajes de este país hermoso, Colombia.
Y cuando camino en las calles, en la hermosa ciudad de Bogotá, disfruto su construcción y su paisaje que es lo que más me llena de felicidad.
Soy una extraña en este mundo. Recorrí pueblos y ciudades puerta a puerta, construyendo casas, edificios, locales y estaciones de servicios de gasolina y siempre con buenas ideas y sin plata. Mi visión es el trabajo, no la plata. Nadie de mi familia quiso entenderme ni escuchar mis pensamientos.
Cuando salgo a encontrar la luz, la sombra de mi cuerpo me sigue, pero la sombra de mi espíritu me guía hacia un lugar desconocido, buscando cosas más allá de mi entendimiento y haciendo objetos que no tienen sentido para mí, cuando la marea se nivela regreso y cuando la duda es un dolor, produce soledad.
Mi abuela contaba los cuentos de fantasmas, a media noche, los fantasmas de los siglos pasados y los espíritus de la olvidarla civilización entran por el zarzo a visitarla y cuando prendía una vela, desaparecían como bruma que flota sobre el lago.
Soy una extraña en este mundo…
Y no hay nadie en el universo que entienda mi lenguaje.
Soy una extraña en este mundo…
Soy una poetisa que compone lo que la vida me ofrece.
Escribo con dolor y escribo en dolor lo que la vida compone.
Por esta razón, soy una extraña y permaneceré una extraña hasta que las blancas y amistosas olas de la muerte me lleven a mi hogar en mi hermoso País, allí donde hay paz esperaré a los otros extraños.