Por Myriam Manosalva | 19/07/2021.
La manipulación genética nació de la necesidad de preparar mejor a los seres humanos ante las adversidades de la existencia, incluso desde antes de nacer, evitando enfermedades graves como el cáncer al intervenir en su estructura genética.
Este fue el caso de las ‘bebés OGM’ (organismos genéticamente modificados) un par de gemelas que nacieron en el año 2018 en China, como parte del proyecto realizado por la universidad Shenzen, al sur de ese país y liderado por He Jianku, utilizando la técnica CRISPR o ‘Las tijeras del genoma’ que facilita la eliminación de las características negativas halladas en el genoma.
En este proyecto el objetivo era hacer a las niñas inmunes al VIH. Hasta ese momento esta práctica sólo había sido aplicada en plantas y ratones. El proyecto causó gran controversia dentro del ámbito científico alrededor del mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya se pronunció respecto expresando que: “La edición del genoma humano tiene el potencial de hacer avanzar nuestra capacidad para tratar y curar enfermedades, pero su auténtico impacto sólo se hará realidad si la desplegamos en beneficio de todas las personas, en lugar de alimentar más desigualdades sanitarias entre los países y dentro de ellos”, Agregando que se aplicará una vigilancia más estricta en los proyectos del área, para ratificar la seguridad, eficacia y ética en dichos procesos.
La OMS señaló que tras la ardua investigación en el área se reunió información sobre las mejores técnicas de terapia genética que integran estrategias de modificación del ADN, con el fin de tratar o curar enfermedades. Dentro de estos métodos se encuentran la edición del genoma humano germinal y hereditario, que consiste en la irrupción en el material genético, que puede ser aplicado en diferentes fases de la vida, incluida el desarrollo del feto.
La planeación de la OMS para perfeccionar las prácticas de modificación genética incluyen reunir a los mayores expertos en el tema para revisar los ensayos clínicos, también se realizará supervisión de entidades que realicen prácticas ilegales en el área, y trabajará de manera conjunta con la Organización de Naciones Unidas (ONU) para implementar campañas de educación sobre las tecnologías dispuestas para la manipulación genética, enfocadas a los trabajadores de la salud, de alrededor del mundo.