Por: Helen Fares de Libbos
A pesar de no ser colombiana de sangre, pero sí de corazón, quiero dar un humilde concepto. En este mundo todos estamos encomendados a una específica labor, por lo tanto, considero que debemos enfocarnos exclusivamente a ella, como reza el adagio popular, “ZAPATERO A SUS ZAPATOS”, no me gusta, ni acostumbro a meterme en política, pero pienso que esa función se queda para los que viven e intervienen en ella, aunque su oficio es velar por el bienestar de la comunidad, la forma como lo hagan queda en su conciencia y en consideración de los que le atienden, como dice el padre Adrián Henao en su escrito, “Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, aunque no estoy de acuerdo con que jueguen con la fe y la creencia de los feligreses para hacer campaña, más en este hermoso país, que se considera un estado laico, pero bueno, eso ya queda en sus corazones.
Comprendo la situación y el dolor del padre Adrián Henao, al escribir su última columna, ya que una persona que no se abstiene de expresar lo que siente, con un corazón tan grande, que vive el dolor ajeno.
Solo me resta orar por ellos y desearle lo mejor a esa comunidad religiosa Cofradía Sacerdotal San Pablo Apóstol, a la que él pertenece y por todos sus integrantes.