Por Jorge Enrique Santacruz
A propósito del 25 de Julio (Fundación de Santiago de Cali)
Como en toda vuelta, a los ciclistas los esperan a la entrada, a lo largo, y en la meta de las ciudades a donde llegan.
A Sebastian, llamémosle así en confianza, como se llaman a los ciclistas actuales, a los verdaderos y su banda de coequiperos; Pedro de Añasco, Juan de Ampudia, Jorge Robledo, Cristóbal y Sebastián Quintero, Ladrilleros, Andagoya, Muñoz, 80 jinetes, 220 peones además de muchos indios yanaconas. Todo un equipo world tour. Que aunque no eran ciclistas si lo parecían por el kilometraje recorrido, como ya lo hemos dicho. Venían desde el Perú, por ende les llamaban los peruleros, patrocinados por el mismísimo reino de España.
A ellos, los estaban esperando los Xamundíes a la entrada, en el medio y en la meta, pero esta vez el escenario era el valle de las piedras. Si, ahí mismo, en el valle de las piedras. Su epicentro espacial de vivienda en lo que hoy se conoce como Hacienda Sachamate, cerca del actual municipio de Jamundí. Llamado así por un ‘escapulario’ de piedras volcánicas negras, algunas de más de 30 toneladas que ahí se encuentran. Y sobre ellas decenas de petroglifos.
Volvamos al equipo y a lo que dice la crónica; el viejo Sebas con su banda de coequiperos, músicos, cantores africanos y grandes intelectuales conformaba los Peruleros team, como ven, no era un equipito cualquiera, era un EQUIPO con mayúsculas. No ve que hasta caballos de acero tenían.
¿Y quienes salieron a esperarlos?
Los xamundíes, un pueblo de alrededor de 5.000 habitantes que hablaban chibcha, y no le gritaban; Vamos campeones – ¿cómo se dirá en chibcha campeón? – pueblo dedicado a la agricultura y la pesca, asentados en la parte baja de la Cordillera Occidental, si no que estaban sorprendidos con semejante caravana. Para España, la reina y la religión todos unos villanos, personajes novelados que se enfrentan a los héroes.
Y al frente de su pueblo: el cacique Xamundi.