(De la obra “Lucha con amor” Edición I octubre 2008 – Edición II febrero 2015) En el año 2002
Por Helen Fares de Libbos
Comenzó este año en silencio, yo observo a la gente y a través de sus caras, le sigo el rostro al des tino con su marca de fuego, y he visto que las personas que han cumplido sus sueños son dulces. Estas personas convirtieron sus sueños en realidad, se dejaron habitar por ellos y los realizaron como el fin de la vida.
Los realizadores de sueños se han puesto a pensar de cara a la vida y de cara a la muerte.
Creo que la vida es un trabajo paciente para lidiar ideas, amores y sueños y lo he hecho siempre al amanecer hasta la mitad del día y al atardecer hasta en los momentos duros cuando el destino ha estrellado mi cabeza con la tierra, he sido fiel a mi tarea de la vida, seguidora de sueños y defensora de las buenas ideas; seguiré abriendo caminos que sueño en las noches y que también sueño despierta. Al final todo me lleva a ser una realizadora completa de sueños.
Me agrada soñar y vivir más en el pasado que en el presente. La mayoría de mis dolores físicos y espirituales se deben a las exposiciones a que se somete mi organismo y por mi reflexión y principio.
Mi alma y energía me salen del fondo de la tierra y me alteran mi sensibilidad, algunas veces me acercan a la depresión y otras veces a la euforia o la exaltación de los sentidos y las locuras de la vid; siempre tengo ganas de volver a empezar.
Mi espíritu busca aventuras que rompen la rutina, me refiero a los proyectos concretos y también a mi personalidad en la que espero superarme personalmente y completamente sola; es justo y saludable reconocer que yo he trabajado con la paciencia y la dedicación de un artesano que espera ver su obra bien terminada; esto se supone para no dejarme arrastrar por lo delirios pasionales y rojos que acaban con la inteligencia y nos alejan de la realidad de los sueños.
La vida me ha llenado de grandes cosas y de lindas oportunidades y hay otras que por falta de la atención he dejado pasar sin provecho.