Por Maria Alejandra Tangarife Toro | 20/04/2021.
Faltan pocos días para la ceremonia de los Premios Óscar. El próximo domingo 25 de abril habrá producciones galardonadas y otras llegarán solo hasta la nominación ante los ojos cinéfilos expectantes alrededor del mundo.
En esta ocasión Tigre blanco (The White Tiger), película dirigida por Ramin Bahrani, está nominada a la categoría Mejor guion adaptado, puesto que está basada en la novela homónima del periodista y escritor indio Aravind Adiga. Además, hace parte de las 17 películas producidas por Netflix que están nominadas en esta edición del 2021.
Y no es azar ni poco mérito esa nominación, pues, aunque la premisa de Tigre Blanco es simple y se han realizado miles de películas que se desarrollan en la búsqueda del protagonista para alcanzar un nuevo y mejor estatus social, lo que diferencia a esta es ese recurso del símil con el tigre blanco, que le aporta singularidad, un tinte salvaje y una violencia reprimida que mantiene al espectador en vilo hasta el final.
Barlam es el protagonista de ese relato, un joven de una clase social muy baja, destinado por su familia a vivir siempre en la misma casa paupérrima y en el mismo trabajo que no cumple ninguna expectativa. Sin embargo, el espíritu soñador y ambicioso lo llevan a conseguir empleo como chofer, que lo acerca a una mejor posibilidad de escalonamiento social. Al final, cuando realiza su sueño, paga un precio que no se sabe si para él mismo termina siendo costoso, barato o inexistente.
Desde luego, esta película a través de la ficción exhibe una situación real, en este caso, de la India, donde las castas marcan el sino de cualquier nacido o nacida. Claramente se percibe la desigualdad e imparcialidad a la que lleva dicha jerarquización, en la que las clases más altas explotan y humillan deliberadamente a los sirvientes, mercaderes, choferes y demás trabajadores rasos.
Además, es Balram de su voz y experiencia quien narra y explica la película, un recurso que permite que el público se sienta en confidencia, como si el protagonista estuviera abriendo su corazón en secreto masivamente.
¿Hasta dónde llega el límite de la sumisión?, ¿cuál es el valor real del dinero?, ¿cuál es la delgada línea entre la ambición y las aspiraciones? son preguntas que puede dejar este filme que no ahorró en la calidad de los actores y actrices, en la dirección de fotografía, ni en su montaje, para hacer posible que la historia de sueños y crímenes pudiera estar a la altura de una premiación como los Óscar.