Sarcasmo en su segunda definición.

Por Fernando Calderón España.

La gente no entiende eso de la desfinanciación del fondo de estabilización de precios de los combustibles.

Y cuando esa desfinanciación llega al bolsillo del ciudadano de estratos 3 y 4 que tiene moto, paga un carro particular o un taxi, que además sirve para sostener un hogar, entender el término “desfinanciación”, en el marco de un fondo de estabilización de precios de los combustibles es casi imposible.

Nadie entiende que 2022 dejó un boquete en ese fondo de 39 billones de pesos.

Como no se entiende y no ha habido una comunicación que baje a esos niveles, en los que están los ciudadanos de estratos 3 y 4 que tienen ingresos de entre uno y tres o cuatro salarios mínimos, y cuyos bolsillos se ven afectados notablemente cuando van al surtidor de gasolina hay que tomar decisiones que apunten a aliviar esa erogación que está produciendo protestas populares.

No se puede permitir que las protestas, además, sean aprovechadas por los enemigos del gobierno para aumentarlas y convertirlas en lo que ellos quieren: “un clamor popular”, así, entre comillas. El encomillado es porque para esa oposición, no existió el clamor popular durante dos siglos.

Solución: trasladar de los rubros educación y salud, si eso se puede, el dinero que lograría la estabilización de los precios de la gasolina.

Al fin y al cabo, la educación y la salud, no son sectores que les interesen mucho a los mismos miembros de los estratos que están protestando, porque nunca se cree en la necesidad de un título, o en que el cuerpo se deteriora y hasta falla.

A ellos solo les interesa poder tanquear, así no se “tanquee” la cabeza y el cuerpo.

La ironía puede sonar fuerte, pero es la verdad.

El gobierno no le puede dar tantos espacios a la oposición para que opere a sus anchas y, gracias a los medios de la gran oposición financiera y contratista, se potencie hasta el punto en que el mismo que ayudó a elegir a Petro crea que la ejecución de gobierno es débil.

O ¿qué otra fórmula se podría aplicar para volver a los precios con los que la misma desfinanciación arrancó?

Tuve que acudir a esta propuesta sarcástica, porque no se puede alimentar el descontento del bolsillo, en una sociedad en donde, desde la infancia, le enseñan a los individuos a “tener”, nunca a ser y a saber.

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