La revolución del amor en la pantalla grande

Foto de Sandy Millar en Unsplash

Por Maria Alejandra Tangarife Toro | 18/05/2021.
Esta semana se celebró el día internacional contra la homofobia, la transfobia y la bifobia. La fecha es celebrada el 17 de mayo dado que un día como ese, en 1990, la OMS retiró de sus manuales de enfermedades mentales la homofobia.

La evolución respecto a la divergencia de las orientaciones sexuales e identidades de género ha sido un logro para muchas personas que han sido estigmatizadas, segregadas y violentadas por una sociedad que concibe el amor de manera uniforme y binaria. Mientras esa evolución sucede, algunas producciones cinematográficas producidas en América Latina, han aportado mensajes potentes respecto al tema.

Uno de esos filmes es Bicha bomba, un corto documental dirigido por Renan de Cillo en Brasil, en el 2019. Durante 8 minutos se narra en primera persona la muerte violenta de Alex, un niño de 8 años golpeado por su padre hasta perder la vida por ser “afeminado”. A través de vídeos y fotografías de archivo se recobran los momentos vividos por Alex, su rostro, sus pasatiempos, sus abrazos con mamá y las percepciones que tenía de su padre: “Aprendí por mi padre lo que era ser bicha, bicha es el hombre que llora”.

La casa productora de Bicha Bomba dice que pretende ser el agente politizador de una mirada que se aleja de las soluciones simplistas y que busca, en su lugar, generar las preguntas adecuadas para que la sociedad analice estos contextos.

Actualmente Brasil tiene un presidente abiertamente homofóbico, Jair Bolsonaro, que en ocasiones ha emitido frases como “no podemos dejar que Brasil sea reconocido como un paraíso para el turismo gay”. Por lo tanto, es evidente que ante posturas como esas el cine termina por ser un medio disruptivo y contestatario, necesario para visibilizar las injusticias que viven las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas.

Unos años antes, en 2010, en Cuba se realizó el documental En el cuerpo equivocado. A través de esta obra la directora Marylin Solaya relata el proceso de transición de Mavis, evocando la infancia y adolescencia de la protagonista hasta llegar al presente, en el que como adulta, Mavis cuestiona los estereotipos sobre los cuales se define hoy en día el concepto de feminidad.

De esa forma, los espectadores son testigos de la cotidianidad de aquella mujer, cuestionada a veces por la sociedad que en ocasiones reniega de quien se siente diferente y que convive en una realidad en la que las personas han construido un concepto de mujer estático y decimonónico.

Finalmente, otro ejemplo de un rugido del cine en contra de las actitudes discriminatorias es Paraíso, un corto documental producido en Medellín, por la casa productora Crisálida Films y dirigido por Santiago Henao y Manuel Villa. A través de cada toma, elaborada con una estética onírica, colorida y llena de energía se resalta la lucha de los y las artistas Drag Queen de la ciudad.

El arte, el acto performático, el poder y la politización de los cuerpos que se da a través del contexto Drag Queen son asuntos de los que habla este corto, poniendo sobre la mesa temas que incomodan a una ciudad como la de Medellín, que todavía guarda cierto recelo hacia los cuerpos disidentes. 

En conclusión, la evolución y revolución de las mujeres, los hombres y aquellas personas que no se identifican dentro de una lógica binaria ha escalado hasta las esferas de las artes audiovisuales, dentro de mensajes de tolerancia, de reconocimiento y de empoderamiento que buscan contarle al mundo que la forma en que cada quien decide amar no es excusa para discriminar.

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