Por: Laila Libbos.
Soy libre. con mucha paz, felizmente descansando del que me tenía trabajando noche y día. Dios por fin se acordó de mí, me quitó una pesadilla que me duró 50 años de mucho sufrimiento.
¡Dios, gracias!
Han sido muchos los que han desconocido mis méritos y talento. Pero ahora con mucho amor, son ellos los que apoyan mis ideas y son tan fieles seguidores míos.
Aprovecho bien esta circunstancia.
Sé que quería echar más responsabilidad sobre mis hombros. Siempre ha sido con disciplina, firmeza, industria, método, orden, perseverancia y voluntad.
Fue un buen momento para animarme mentalmente.
Lo que pretendo lo he iniciado y venzo los miedos.
Puedo aprovechar el tiempo para concretar, en definitiva, los asuntos inmediatos, pero sin desanimarme por recargarme con más trabajo.