“En las entrañas de la guerra de Ucrania”: premios para Jefferson Beltrán de RCN

Por: Gustavo Castro Caycedo

Algunos lectores pensarán que esta es una apología del periodista de RCN, Jefferson Beltrán Neira…¡Y están en lo cierto!… Lo es; aunque no lo conozco personalmente en mis 80 años nunca vi ni oí a un corresponsal de guerra colombiano, (ha habido pocos), de su talla. Me extraña mucho que quienes debían hacerlo no hayan exaltado sus especiales. “En las entrañas de la guerra de Ucrania”, fue presentada así: “El periodista Jefferson Beltrán de Noticias RCN, emprendió un recorrido desde Bogotá hasta el corazón de la guerra de Ucrania para informar y para que se conozca bien la cruel realidad que vive el pueblo ucraniano”.

Jefferson Beltrán con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky

Nadie como Jefferson, y “con ojo colombiano”, mostró tanto, ilustró tanto, informó tanto y tan bien desde Kiev, Kharkiv, Kupiansk, e Izium, sobre la infame y despiadada invasión rusa, sobre la lucha por la libertad de este pueblo heroico que ha vivido casi un Apocalipsis desde hace más de año y medio.

Su noticiero informó: “El equipo de RCN recibió las indicaciones y advertencias de seguridad ante el riesgo de este recorrido”. (…) “En las entrañas de la guerra el periodista de Noticias RCN, Jefferson Beltrán, se acercó cada vez más a la zona de batalla”. Jefferson Viajó desde Polonia hasta Ucrania en tren, y varias horas por tierra, para informar como testigo “de primera mano” sobre la terrible invasión que indigna al mundo. Recorrió, como periodistas de otros países, desde el este de la aterrorizada ciudad de Kharkiv hasta Kupianske, e Izium, destruida y liberada, y sitio donde se libraron intensos combates que hoy parece un pueblo fantasma.

El periodista colombiano en las trincheras, cerca de Rusia.

Jefferson fue a varias ciudades mártires y con su camarógrafo, (valiente como él), se metió a las trincheras cavadas a pulso. Allí entrevistó a ucranianos que año y medio antes eran civiles sin formación militar, que decidieron tomar las armas para defender a su país. El noticiero RCN introdujo a Olek, un combatiente voluntario entrevistado por Beltrán: “Yo soy profesor y estoy aquí cavando trincheras para que el Ejército ruso no mate más a nuestros niños y a nuestras mujeres”.

Jefferson Beltrán en el bosque donde encontraron 447 fosas de víctimas torturadas

Ucrania es un país donde en cualquier sitio y momento puede caer un misil o una bomba, “y eso, (anota Jeffereson), es tensionante pero uno sabe hay que tratar de conservar la calma.” Y contó: “Las autoridades dejaron claro que nosotros tomamos la decisión de venir a este lugar y ellos a garantizar nuestro trabajo periodístico, pero que no podían responder por nuestras vidas o por lo que pudiera suceder aquí”.

En medio del horror que causa el sonido de las explosiones, luego de salir de las trincheras, llegó a casi 10 kilómetros de donde se libran combates a muerte y desde donde este periodista colombiano, con el corazón acelerado y la voz entrecortada, contó cómo llegó tan cerca de donde los ucranianos se juegan la vida por su patria.

Jefferson en el “cementerio de misiles”.

Y de allí fue un sitio cercano al combate, donde las detonaciones cercanas eran el aterrador testimonio de la guerra en la línea de fuego. En su osadía Beltrán habló con en pueblos y ciudades, en los caminos y trincheras, con testigos de la guerra, con voluntarios, con combatientes y con victimas sobrevivientes del horror. Y palpó los frutos de la contraofensiva ucraniana liberadora de zonas ocupadas.

Su intrepidez lo llevó hasta un punto muy cercano a la línea de fuego en “las goteras” de Rusia, país agresor, donde se libran intensos combates y donde los ucranianos resisten la perversa invasión caracterizada por la destrucción, la tortura y el asesinato de la indefensa población civil; de niños, mujeres y ancianos.

Estación del Metro habilitada como refugio antimisiles

Beltrán no merece uno sino varios premios de periodismo

¿Porqué, en el título de “esta crónica sobre las crónicas de guerra” de un colombiano hablé de premios de periodismo? No de uno, de varios, porque nunca un corresponsal de guerra colombiano se había atrevido a cubrir un conflicto de verdad histórico de tal trascendencia mundial como este del que mostró en su verdadera realidad y dimensión. El noticiero RCN advirtió: “Con chaleco y casco antibalas, micrófono y grabadora, nuestro periodista Jefferson Beltrán, se acercó cada día más a la línea de batalla.”

Premios, porque en todo su temerario tránsito por Ucrania, Beltrán, sin conocer el idioma ucraniano arriesgó su vida dada la amenaza real y constante de los misiles, los drones, los bombarderos y los francotiradores rusos. Estuvo expuesto la mayoría del tiempo sin resguardo, “al descubierto”, a cielo abierto, y a merced de su suerte. 

Y cuando los había cerca, se protegió en refugios subterráneos. ¡Es que en Ucrania no hay sitio seguro!

Por su valor y su audacia y a la vez por su profesionalismo. Por superar el temor a los riesgos reales de su aventura en un país cuya guerra tiene en vilo al mundo, y donde en cualquier momento podía venir “la muerte explosiva desde el cielo”.

Premios, porque logró entrevistar personalmente en Kiev, al presidente de Ucrania Volodimir Zelensk, (uno de los líderes del mundo, en su comando presidencial que, según Beltrán: “está rodeada de sacos de arena y se asemeja más a un búnker”. 

Policía ucraniano torturado por rusos y chechenos.

Premios, porque sus crónicas revelaron caras ocultas o desconocidas de la bárbara y cobarde invasión, y de la heroica defensa de un pueblo heroico que lucha por su libertad. Y premios por su entrevista extensa al soldado voluntario colombiano Fabián Eduardo, que ha estado a punto de morir varias veces.

Premios, porque por haber sido corresponsal de guerra yo tengo alguna autoridad para dimensionar el trabajo de Jefferson Beltrán, periodista a quien no conozco personalmente, pero de quien valoro su trabajo valiente y profesional, ignorado con algo de egoísmo en el medio. Él puede adjuntar esta nota cuando opte por premios.

El periodista Jefferson Beltrán Neira dijo: “La fe vence el miedo”. Lo admiro porque ejemplo no solo para el periodismo colombino sino también para el internacional. Habíamos visto  escenas y fotos en los medios, pero ahora en primera fila con explicaciones y en contexto sobre lo que se vive en las trincheras de combate en la excelente serie de reportajes de Jefferson Beltrán desde las ciudades arrasadas y en las trincheras, donde entrevistó a víctimas sobrevivientes de las torturas; a combatientes voluntarios, a funcionarios y a soldados, para dar una información integral sobre la guerra, y sobre cómo avanza la contraofensiva de los héroes ucranianos y sobre la liberación de zonas que fueron ocupadas por los rusos.

Noticia sobre riesgo de Gustavo Castro Caycedo, por bombardeo en la guerra de Nicaragua

Una experiencia personal para ilustrar los riesgos de Jefferson

 Por haber tenido vivencias como corresponsal de guerra, me cabe cierto grado de autoridad para valorar objetivamente la experiencia de Jefferson Beltrán en Ucrania. Este relato que hace parte del libro que estoy terminando, busca descifrar e interpretar lo que él vivió allá cerca de Rusia, durante 10 días.  Con mi camarógrafo Gustavo Barrera, fuimos a cubrir la guerra de Nicaragua; lo primero era entrevistar a Edén pastora, el famoso sandinista “comandante Cero”. Los nombres de los sitios donde el ser humano ha sentido miedo, nunca se olvidan.

Estando en el puente Las Vueltas, sobre el Río Cabalceta, (Peñas Blancas Costa Rica), frontera con el departamento nicaraguense de Rivas, el 10 de julio de 1979 vivimos la dura experiencia de un ataque de aviones somocistas que lanzaban bombas de 500 libras. Ante el terrorífico “silvido” de estas, que luego explotaron muy cerca de nosotros, recordé que algo así había visto y oído en las películas de guerra.

Se que algo así sintió Jefferson: al enfrentar en carne propia el temor de llegar a morir, uno siente que se le comprime el corazón, que se suben la adrenalina y la presión, que se altera la respiración y que el rostro se nos pone lívido. Y solo queda el recurso de correr para tratar de ponerse a salvo. Pero para el periodista lo importante es informar; y por eso es que Jefferson, meceré premios de periodismo

Luego de esa experiencia llegamos Indocumentados a Managua, 20 días después de que un pelotón armado asesinara al reportero Bill Stewart, lo cual definió 9 días después, (el 19), el derrocamiento del tirano Anastasio Somoza. En esos días los periodistas éramos enemigos y objetivo de la sanguinaria Guardia Nacional. Nuestro temor creció con los bombardeos a la población civil en la Managua, y al ver las decenas de cadáveres a orillas del Lago de Managua, o lago Xolotlán. “El último miedo” nos acompañó cuando logramos huir de allí gracias a un “ángel salvador” llamado Fabio Avella, Cónsul de Colombia en ese país.

Anoto que no hay ni punto de comparación entre la guerra de Nicaragua y la de Ucrania; ni entre las bombas de 500 libras y los misiles disparados desde bases de lanzamiento y desde drones; ni con lo que yo enfrenté y el alto riesgo de Beltrán.

El corresponsal de guerra de RCN, frente a la destrucción de un misil ruso.

Cronología de un corresponsal de guerra colombiano en ucrania

Luego de volar unos 11.000 kilómetros desde Bogotá, Jefferson Beltrán llegó una noche del pasado agosto, y luego partió en la noche desde la estación del tren de Przemyśl, en la frontera entre Polonia y Ucrania. Su viaje duró 13 horas y terminó a 40 kilómetros de la frontera ucraniana con Rusia. Cruzó desde el extremo occidental de Ucrania hasta el oriente, hacia Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania. Jefferson anotó: “tenía un millón de habitantes, y pero fue la más atacada con misiles. Más de 400.000 civiles tuvieron que huir o esconderse en los subterráneos del Metro para protegerse. Aquí se ven las cicatrices propias de un lugar donde todos los días caen misiles. La tortura psicológica es constante”.

La presentadora dijo: Registramos el momento exacto en que el periodista de Noticias RCN, Jefferson Beltrán, recorre el corazón de la guerra entre los misiles que cayeron en Kharkiv, una ciudad devastada”. Y allí experimento una alerta con el sonido aterrador de las sirenas de alarma ante un posible bombardeo.

El noticiero informó “con voz algo orgullosa”, (y había razón), que Beltrán viajó desde Kharkiv a Izium, (ciudad destruida pero liberada), y hasta Kupiansk, lugar de intensos combates” (…) “Un día antes de la llegada de Noticias RCN, esta ciudad recibió otra andanada de misiles”. Beltrán dijo “Recibimos la orden de resguardarnos en un refugio, un búnker que queda cuatro pisos bajo tierra”.

En su largo recorrido en carro Jefferson vio y mostró el bello paisaje de unos campos de girasoles, pero tenía el peligro de estar “sembrado” con minas antipersona, colocadas por los rusos antes de ser obligados a retirarse.

Izium es un pueblo con viviendas y edificios destruidos o quemados; allí, le mostraron a Jefferson Beltrán una casa donde murieron ocho personas integrantes de cuatro generaciones de una misma familia. Tymur Tertyshny, jefe de investigación policial le contó cómo torturaron a los habitantes: “no los dejaban salir sol durante 40 o 60 días. Los rusos utilizaron choques eléctricos para torturarlos”.

Un policía le dijo a Jefferson: “El 2 de mayo del año pasado, los rusos se acercaron a mi casa a las 8 de la mañana y me sacaron. Me ordenaron poner las manos arriba y mirar hacia abajo; ataron mis manos y colocaron una bolsa en mi cabeza. Luego tres hombres con el rostro cubierto me metieron en un sótano, me golpearon una y otra vez, me torturaron con corriente y me golpearon hasta con un bolillo; me causaron muchas heridas en la cabeza; lo hacían dos o tres veces al día. Uno de ellos era checheno, me rompió esta mano y con una pala pequeña la nariz”.

La presentadora leyó: “Noticias RCN encontró en Izium, a tres hombres que fueron golpeados y martirizados por los rusos con electricidad”. Pero no solo los militares y los policías fueron víctimas de torturas; Maxim, un psicólogo de 52 años le contó a Beltrán que padeció tratos crueles durante seis días: “Me pisaban y me daban choques eléctricos en las piernas y en los dedos de los pies”.

A veces hablan de “reporteros de guerra” pero informan de ella desde una frontera. Una cosa es estar en una pizzería de Kramatorsk y que caiga una bomba como la que en junio hirió levemente, (por fortuna), al escritor Héctor Abad, al excomisionado de paz Sergio Jaramillo y a la periodista Catalina Gómez… “Escucharon un avión, hubo un silbido y luego una explosión”, dijo un testigo a la AFP. Pero cosa muy distinta es la osadía de permanecer 10 días con riesgo constante donde se combate.

El colombiano Fabián Eduardo Coi, combate al lado del ejército de Ucrania

Las aterradoras fosas comunes de 447 víctimas torturadas

Jefferson Beltrán informó: “De 50.000 personas que vivían en Izium, hoy solo permanecen 20.000; allí cerca del 80 por ciento de los edificios destruidos. Su noticiero tituló: “El Enviado Especial de Noticias RCN, estuvo en el bosque donde fueron enterrados los cuerpos de al menos 447 víctimas de los rusos”. Y teniendo como fondo ese camposanto, dijo: “Es muy dura la crudeza de estas fosas comunes donde reposan quienes murieron torturados. En este bosque hay olor a muerte; y según los sobrevivientes cuando los ucranianos recuperaron Izium, solo encontraron testimonios de actos macabros, destrucción, muerte y horror”.

Muchas víctimas eran civiles; les ataron las manos y las asesinaron en estado de indefensión. Cuando Volodymyr Matsokhin, vicealcalde de Izium, le decía a Jefferson, “Lo que hicieron los rusos aquí fue una práctica caníbal”, la cámara registró una alarma indicando peligro por la posibilidad de un misil ruso.

Jefferson logró entrar a uno de los sitios estratégicos y mejor guardados por las fuerzas de inteligencia de Ucrania,  el “cementerio” secreto de restos de misiles rusos que habían matado a 2.000 ucranianos y herido a más de 3.000.

Dmytro Chubenco, portavoz de la Fiscalía de Ucrania, le describió ese “cementerio” como el “depósito de los restos de centenares de misiles con alcance de 150 kilómetros, lanzados contra Kharkiv”. Estos serán usados en futuros en tribunales internacionales en procesos como el de Nuremberg, en este caso contra el criminal de guerra Vladimir Putin, responsable de las masacres de civiles.

Yo supongo que RCN estará contemplando editar un especial con todo el valioso material periodístico de Jefferson, “En las entrañas de la guerra de Ucrania”, porque merece ser visto, o repetido por quienes lo vieron. Decidir que Jefferson Beltrán fuera un Enviado Especial a Ucrania. es un gran acierto de RCN y de su director José Manuel Acevedo, porque con ello lograron un gran éxito periodístico.

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