Por Gustavo Castro Caycedo
Indigna la forma innoble y plena de odio, con que se procede contra algunos seres humanos a quienes por su origen, algunas personas los consideran inferiores, los matonean, y les inventan mentiras cuya repetición , (al estilo, Goebbles), y gracias al eco de publicaciones de algunos periodistas irresponsables, se convierten en verdades.
No confrontan, ni indagan, ni investigan; dan crédito a rumores sin importarles que su proceder afecte la imagen o le causen daño moral a sus ocasionales “víctimas”.
Sé bien la tragedia vivida por las familias caleñas a las que por errores del gobierno, les trasladaron injustamente culpas que no son suyas, con todo el peso del paro nacional.
COMPRENDO SU DOLOR
Comprendo la pesadilla de ese cese de actividades, que aun siendo pacífico y civilizado, ha sido distorsionado por los bloqueos que han causado desabastecimiento de las cosas vitales; y por infiltración de vándalos y violentos anarquistas, de un día a otro, y en plena pandemia: comprendo su dolor.
Por otra parte, conozco la prevención de algunas personas contra los indígenas, especialmente desde una visión política. No tengo ni la ilustración ni la autoridad para “absolverlos o condenarlos”; ni más faltaba; no soy juez.
La que sí es clara es mi ubicación en este tema. Obedece exclusivamente a una coyuntura periodística ante una doble injusticia cometida contra la Minga, en la tarde del 9 de mayo.
Como periodista en busca de la verdad, (combato las mentiras); investigué y concluí que fue falsa la acusación de que “los indígenas atacaron e invadieron un condominio “, por Cañasgordas, en Cali.
Anexo videos con las valientes declaraciones de dos testigos, (de un ex fiscal, a Diana Calderón, de Radio Caracol; y un congresista), sobre el criminal ataque de unos hombres armados que interceptaron a la Minga, con unas camionetas blancas, frente al conjunto familiar, y dispararon a matar, hiriendo a 9 personas.
SE LANZARON DESPAVORIDOS
Los indígenas, (niños, mujeres y hombres), que iban rumbo a la Universidad del Valle, se lanzaron despavoridos de la chiva en medio de las balas, y buscaron refugio.
Y luego, al ver que algunos de sus atacantes que hirieron a 9 compañeros, ingresaban al condominio, reaccionaron emprendiendo a piedra contra la portería, rompieron la puerta y quemaron afuera una camioneta.
Esa es la verdad, no otras versiones falsas, y una grabación desde un dron, (editada fuera de contexto), que hicieron carrera.
Como prueba documental adicional, anexo 20 titulares de prensa incontrovertibles, que no requieren explicaciones.
El tema de contenido político sobre la Minga, no es asunto de esta columna.
DEJEN DE DISCUSIONES SEMANTICAS, ” que vándalos, guerrilleros, castro chavistas, terroristas, aquí está es un pueblo desesperado por el empobrecimiento, mamado de la corrupción, enfrentando y exponiendo la vida contra banda de paramilitares y militares asesinos”
DIVIDIR PARA REINAR. La fórmula mágica de gobernantes y dirigentes de todo pelambre para mantenerse en el poder. Falsa premisa. Pues al multiplicarse el número de súbditos y de subalternos, éstos se han unido bajo el manto de un líder y terminan derrocando a las Dinastías reinantes. La Constitución de 1991 al imponer este principio al declararnos estado pluriétnico y multicultural nos ha conducido a esta guerra permanente entre los diferentes grupos socioeconómicos.
Dicho principio otorga falsos privilegios a minorías caóticas e incontrolables. Por qué si no, a los indígenas se les otorga el derecho de ejercer una justicia que viola el derecho humanitario? Ejercer la tortura pública incluso contra terceros y hoy transmitida por todos los medios, ante el silencio cómplice y la mirada indiferente de los delegados y defensores del llamado DIH? Nos merecemos soportar las consecuencias de lo que hemos construído.