Me hiere el filo de esa inmensa apatía
ella se agita en aguas turbias
al tropezar con despojos plásticos,
metales y desechos dispares,
al igual que los infortunados peces
cocodrilos y renacuajos,
todos resisten una agria prueba,
hay convicción que el silencio
y la ceguera humana
son partícipes de este dolor.
Dar la espalda a la naturaleza
es despojar del sueño
a los herederos del universo,
ser piedras y desierto
es naufragar en un mar de decepciones,
mi anhelo por vida no descansa.
Escucha el susurrar del viento
el cantar del ruiseñor
el son de tambores y canarios
la musicalidad que colma de regocijo
al planeta y a nuestras almas
ellos de agradecerán
en vez de cercenar su existencia .
Por Luis Carlos Lozano Ospitia