Por Jairo Ruíz Clavijo
Grandes como algunos países europeos son las empresas ganaderas lanzadas a la conquista de la Amazonia. A los generales brasileños les perdonan los impuestos, les abren carreteras y les dan créditos y permisos para matar. Las empresas usan a los campesinos harapientos que los ríos y la miseria confinan en esos territorios: Los campesinos matan a los indios y son matados, usurpan la tierra de los indios y son usurpados. Los desalojan las vacas cuya carne jamás probarán. Cuando la carretera llega al pueblo, la policía empieza la expulsión. A los campesinos que se niegan los convencen en la cárcel moliéndolos a palo o clavándoles alfileres bajo las uñas.
La deforestación de la Amazonía es la principal causa del aumento de la temperatura global, de la destrucción anual de centenares de especies y miles de animales cuyo habitad desaparece. Y es también la principal causa del aumento de enfermedades para los humanos porque al desaparecer grandes territorios con su fauna y flora propios, desaparece el equilibrio natural. Para nuestro tiempo, como el presidente del Brasil levantó la veda de la colonización en la Amazonía brasileña, el 2022 batió todos los récords de destrucción de la naturaleza.
En Colombia, por fortuna, los dos últimos años ha disminuido la tala de selva amazónica, aunque siguen operando empresas madereras ilegales. (Darcy Ribeiro, Los indios y la civilización, Petrópolis, Vozes,1982)