Por Fernando José Calderón España
El supuesto lenguaje del odio que le achacan a la izquierda es combatido con una diatriba de odio por parte de la derecha.
AQUÍ NO NOS ODIAMOS. Si fuera así no podríamos salir a las calles como en tiempos del odio entre católicos y protestantes en Irlanda. (Qué contradicción: odio entre seres que siguen a un mismo profeta).
Si hubiera ODIO un candidato a vicepresidente como el doctor Lara Sánchez no hubiera podido jugar golf en un club de clase media angustiada. Lara viene de la clase trabajadora.
Si hubiera odio, los templos colombianos no se llenarían aún en pandemia. Y las discotecas, las playas, los aviones, los supermercados.
Hay unos factores de violencia que propició el mismo sistema que han sido latentes desde antes del frente nacional. Pero, no han conducido al odio generalizado entre facciones ideológicas que siguen a perversos promeseros, que no han podido con los problemas sociales de Colombia porque, dicen, este país es muy difícil.
El trabajo del gobernante es hacerle frente a lo difícil. Lo fácil, lo arreglamos los de a pie.
Un acuerdo de paz les quitó a las guerrillas 11 mil hombres y no han podido con los que no quisieron la legalidad que no llegan a 4 mil. Ni con un ELN que es mas pequeño. Cómo si les sirviera mantener ese fenómeno latente.
La lucha de clases ya no funciona. Ni alentada por la izquierda, ni por la derecha.
Ahora, funciona la lucha por la clase. Por la cita médica, por la vacante, porque haya agua y luz en sectores en donde habita la necesidad urgente, porque haya sopita con “lentejuelas, frijolitos y arvejita, en el mercadito”, como dice una cuñada mía.
En Colombia, señores de la política, ¡NO NOS ODIAMOS!