11/03/2021 – Karen Hernández.
Por las movilizaciones del pasado 8M (8 de marzo), a cargo de los colectivos feministas, se ha propagado una jornada de estigmatización hacia el movimiento y las mujeres que hacen parte de él; cuestionando el verdadero significado del feminismo y por qué se debería apoyar la causa.
Según la RAE (Real Academia Española), el feminismo es el “principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”, esto con el fin de tomar en cuenta a las mujeres como un grupo humano que debe estar por fuera de la opresión, dominación y explotación por el que han sido objeto a lo largo de la historia por parte del patriarcado.
El feminismo prioriza la liberación del sexo a pesar de si es necesario reformar la sociedad para lograrlo. En cortas palabras, concede a la mujer la misma capacidad e igualdad de derechos que los hombres. Ahora, hay que hacer la distinción entre lo que no es feminismo. No es la versión femenina del machismo, con este movimiento no se planea inculcar el odio hacia los hombres, ni restarle derechos u oprimirlos bajo un sistema manejado netamente por mujeres. Ser feminista no significa ser lesbiana o promover la repulsión hacia los hombres. El feminismo no aboga por imponer una supremacía femenina.
Ahora, cabe aclarar que el derecho a la protesta es un derecho casi universal dentro de los países democráticos con el que las minorías se hacen notar. Las manifestaciones desencadenadas en distintos países, que comenzaron siendo pacíficas, pero con mensajes contundentes, se convirtieron en actos violentos y vandálicos, alterando el orden y el significado de la causa misma. La violencia siempre será violencia, sin importar del género o de la circunstancia que provenga. Por esto es pertinente considerar, separar la protesta feminista con el vandalismo feminista, y tener muy en claro qué mensaje es el que se piensa transmitir.
