Por: Jairo Ruiz Clavijo
En un acto de imperdonable mala conducta, el pueblo chileno elige presidente a Salvador Allende. Otro presidente, el de la International Telephone Telegraph Corporation, ITT ofrece un millón de dólares a quien acabe con tanta desgracia, y el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, dedica al asunto diez millones y encarga a la CIA de que impida que Allende se siente en el sillón presidencial, o que lo tumbe si se sienta.
El general René Schneider, cabeza del ejército, se niega al golpe de estado y cae fulminado en una emboscada, seguramente para que no hablara.
– Esas balas eran para mí, dice Allende.
Quedan suspendidos los préstamos del Banco Mundial y de todo el sistema financiero internacional, salvo los préstamos para gastos militares. Se desploma el precio internacional del cobre. Vetan el suministro de alimentos y medicamentos al país.
Desde Washington el canciller Kissinger explica:
– “No veo porqué tendríamos que quedarnos de brazos cruzados contemplando como un país se hace comunista debido a la irresponsabilidad de su pueblo (sic)”.
Años antes, otro pueblo indisciplinado eligió a Fidel Castro y fue objeto de las mismas represalias, esta vez con la baja en los precios del azúcar y la suspensión del turismo. Años después ocurrió algo parecido con el pueblo venezolano que eligió a Hugo Rafael Chávez Frías, (quien como coronel del ejército estuvo en los “cursos de formación de la Escuela de las Américas en Panamá) al que no le suspendieron los ingresos petroleros y, como era un pueblo rico, le embargaron las reservas que tenían en otros bancos. Las dos naciones se vieron obligadas a buscar apoyo en Rusia y China para que no murieran de hambre y enfermedades sus habitantes. Ninguno de estos mandatarios militó en el partido comunista aunque contó con su apoyo, como muchos ex presidentes colombianos del liberalismo y también Rojas Pinilla.
(Documentos secretos de la ITT, Santiago de Chile, Quimantú, 1972- Joan Garcés, El Estado y los problemas tácticos del gobierno de Allende, México, Siglo XXI, 1974).