(De la obra “Si tu no perdonas, el pasado perdona” Edición 1 noviembre de 2020)

Por Helen Fares de Libbos
Mi alma me habla y me enseña a amar lo que denigra…
Mi alma me mostró que el amor es orgullo…
Mi alma me hablará en mi corazón…
Mi alma me advirtió y me hizo percibir la belleza…
Mi alma me habló y me hizo oír voces, sin lengua ni los labios…
Mi alma me habló y yo no oía más que gritos y los secretos de lo oculto…
Mi alma me habla y me enseña a beber el vino.
Antes de que mi alma me hablara, mi sed era como una chispa…
Mi alma me habló y me enseñó a tocar lo que aún no se ha encarnado.
Mi alma me enseñó a aspirar el perfume….
Mi alma me habla y yo deseo aspirar la fragancia del perfume en los jardines.
Mi alma me habló y me enseñó a decir: «ESTOY LISTA CUANDO LO DESCONOCIDO Y EL PELIGRO ME LLAMAN».
Antes de que mi alma me hablara, yo no respondía a ninguna voz conocida.
Mi alma me habló y dijo: «NO TE ALEGRES CON EL ELOGIO Y NO TE ANGUSTIES CON EL REPROCHE”.
Antes de que mi alma me aconsejara, yo dudaba del mérito de mi trabajo…
Mi alma me habló, hermana, y me enseñó muchas cosas… y tu alma también te ha hablado y enseñado porque tú y yo somos una, y no hay diferencia entre nosotras, salvo que yo haya proclamado lo que hay en mi ser íntimo, mientras tú lo guardas como un secreto de tu intimidad, pero en tu reserva hay una especie de virtud.