Por Myriam Manosalva | 21/03/2021.
El desarrollo de la ciencia ha ofrecido soluciones a problemas de salud que antaño habrían sido inimaginables, como el caso de robots diminutos que se controlan magnéticamente, insertados en la columna vertebral o en el cráneo de los pacientes para aplicar la dosis requerida de medicamento según el síntoma existente en el paciente.
«Estamos comenzando por el cerebro, pero se usará para otras partes y brindará el tratamiento con un nivel muy alto de precisión y seguridad, que no se puede hacer hoy en día», explica Michael Shpigelmacher, consejero delegado de Bionaut Labs.
Los artilugios transportadores de fármacos pueden viajar de forma segura al tejido enfermo mediante el torrente sanguíneo, de esta manera el equipo del Instituto Max Planck para Sistemas Inteligentes desarrolló un microbot inspirado en los glóbulos blancos, encargados de proteger el sistema inmune y con la habilidad de moverse activamente contra el flujo sanguíneo, creando un microtransportador magnético capaz de almacenar un tratamiento tumoral y ser llevado a través de un vaso sanguíneo artificial, con el objetivo de ofrecer la entrega de medicamentos de la forma menos invasiva, llegando a puntos inaccesibles del cuerpo humano.
Un caso de éxito a resaltar es el del asistente quirúrgico robótico ROSA de la compañía Zimmer Biomet que emplea tecnología robótica para ayudar a los cirujanos ortopedas a personalizar los procedimientos quirúrgicos para pacientes que necesiten un reemplazo de rodilla.
En la actualidad la comunidad científica trabaja con ahínco para hacer uso de la inteligencia artificial en los procesos médicos, para acceder a zonas difíciles de alcanzar. Uno de los proyectos de mayor interés consiste en controlar un equipo de micro-robots inyectado dentro del cuerpo de un paciente para combatir el cáncer desde dentro.
