VANESSA: ORGULLO PARA CARACOL Y PARA EL PERIODISMO

Cuenta Edgar Hozzman en su columna: A raíz de la entrevista que el director del noticiero del Canal Caracol, y la periodista Vanessa de La Torre, le hicieron al presidente Iván Duque en los jardines de la Casa de Nariño, surgió una serie de “opinadores” que consideraron irrespetuosas las preguntas de Vanessa.

Por tratarse de un periodista crítico de reconocida trayectoria, (escritor de cinco libros sobre la televisión), invitamos hoy de nuevo a esta columna a Gustavo Castro Caycedo, para que nos de su concepto sobre ese tema.

Por: Gustavo Castro Caycedo

He seguido profesionalmente a Vannesa de La Torre, desde antes de que regresara al país, cuando era corresponsal del noticiero del Canal Caracol, en Washington. Siempre he reconocido en ella a una periodista ejemplar; no solo porque es  clara, porque maneja una voz agradable y enérgica cuando el tema que presenta lo amerita; porque tiene una notoria virtud para improvisar; porque registra bien; porque está empapada de la realidad colombiana; porque es culta; porque dice lo que otros callan, pero muy especialmente, porque tiene personalidad para denunciar y cuestionar de frente lo cuestionable, (a quien sea), y a decir lo que muchos no se atreven.

Otra inmensa cualidad de Vanessa, es su profundo sentido de humanidad que “le respira por los poros”, y que ella no esconde cuando presenta temas de hondo contenidos social y solidario, ante los cuales reacciona, dándole fuerza a sus palabras y a sus  expresiones faciales de protesta, o bien, llevando el tono de su voz a la ternura. Un buen ejemplo de su gran sensibilidad social es su reciente libro: “Historias de amor en campos de guerra”.

En esta terrible marcha del coronavirus he visto tres magníficos informes especiales suyos con Carolina Trinidad, que dignifican la profesión. Ellas desvelaron sin el menor asomo de amarillismo, (por el contrario, de forma honesta y transparente), lo que sucedía con la pandemia en la intimidad del trabajo de los ciertamente heroicos médicos y los trabajadores de la salud. Solo hasta cuando ella incursionó en este sensible tema, nadie tuvo el acierto de mostrarlo. en nuestros noticieros de televisión Luego, han tratado de emularla, pero se han quedado cortos. 

Vi dos veces la buena entrevista de Juan Roberto Vargas y Vanessa, al presidente Duque. Y le añadí un punto más a mi admiración por esta, de verdad excelente periodista, presentadora, y entrevistadora, sobresaliente en esas tres facetas- Nada de irrespetuosa, hizo las preguntas que todo el país se hace en su silencio anónimo. A mi manera de ver, el Presidente no supo contestar con solvencia. Y entonces Vanessa, agregó otra virtud a esa entrevista de periodismo franco pero no irreverente: “contrapreguntó”.

La doble moral es uno de los grandes defectos de muchos colombianos, por eso, que haya periodistas que pregunten sin adornos ni artificios; con franqueza, de frente, es para aquellos una “profanación” a los intocables. Qué bueno que para Vanessa no hay intocables, y eso habla muy bien de su periodismo.

He de confesar que aunque esta me gustó mucho, me gustó más la magnífica entrevista de Vanessa al ministro de Comercio, el 19 de junio, cuando este decidió descaradamente decir una gran mentira: “Estamos orgullosos porque el día sin IVA fue un rotundo y en paz”. Esa noche, con preguntas certeras, con argumentos sólidos, ella refutó y puso en su sitio al ministro irresponsable y mentiroso que organizó la “feria de descuentos”, que hizo salir a la calle a todo mundo y crecer el contagio del coronavirus que hoy es un desastre en Colombia.

Vanessa de La Torre tiene tanto temple y calidad periodística, como el ícono de la CNN: Jorge Ramos, quien como ella, se atreve a preguntar a los intocables sin pedirles permiso, lo que hay que preguntarles. Como también lo sabe hacer su colega de noticiero, Camila Zuluaga. Y eso es un orgullo no solo para Caracol, sino también un gran ejemplo para el periodismo colombiano. Así surjan “torquemadas”, que quisieran verlas en una hoguera.

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