Una mirada argentina a la Ruta de la Seda se plasma en libro tras ser viral

AME8572. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 01/10/2020.- Fotografía de archivo particular cedida hoy por el periodista argentino Fernando Duclós, donde se le ve posando para una foto. Hace poco más de un año, cuando viajar por otros continentes todavía no era una utopía, un periodista argentino, Fernando Duclós, convirtió su viaje por los países de la mítica Ruta de la Seda en la ruta de los hilos (de Twitter) de la seda, y ahora plasma aquellas vivencias en un libro. EFE/ Archivo particular Fernando Duclós/ SÓLO USO EDITORIAL/NO VENTAS

 

Pablo Ramón Ochoa, Buenos Aires, 1 oct (EFE).- Hace poco más de un año, cuando viajar por otros continentes todavía no era una utopía, un periodista argentino, Fernando Duclós, convirtió su viaje por los países de la mítica Ruta de la Seda en la ruta de los hilos (de Twitter), y ahora plasma aquellas vivencias en un libro.

Los reportajes cortos que hacía Duclós a través de esa red social se tornaron virales en Argentina, y su cuenta, “Periodistán”, reunió a más de 100.000 seguidores que acompañaban sus pasos por diversos países de oriente medio como Afganistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán.

Duclós cuenta a Efe que el libro que publica este octubre Ediciones Futurock en Argentina, llamado “Periodistán – Un argentino por la Ruta de la Seda” no es la traducción exacta de los hilos virales al papel, sino que muestra el “detrás de escena de ese viaje”, con capítulos sobre la historia, la geografía, la cultura y el deporte de esos países que, para un sudamericano, son remotos.

“Además, va a haber un poco trasfondo personal (…), un poco mezclando el trayecto personal de viajero con el contar periodístico”, indica este excorresponsal de agencia que decidió emprender la aventura en solitario.

 

UNA RUTA APROVECHADA PERO INTERRUMPIDA POR LA PANDEMIA

El viaje duró 14 meses y la pandemia de coronavirus fue la encargada de interrumpirlo a pocos meses de su final, cuando a Duclós tan solo le quedaba adentrarse en China, país clave en la Ruta de la Seda, que fue clave durante siglos, desde el I a.C., para el comercio de ese textil y de multitud de otros productos.

La Ruta de la Seda atravesaba gran parte del territorio asiático y llegaba hasta la península Ibérica, y entre sus protagonistas históricos se encuentra el comerciante veneciano Marco Polo.

En ese tiempo, lo que no había eran argentinos, un país que todavía no existía, algo a lo que Duclós puso remedio con un viaje en el que divulgó elementos de las culturas que ahora habitan los territorios de la antigua Ruta de la Seda.

Según Duclós, el nombre de ese recorrido milenario tiene una “resonancia” que hace que solo con pronunciarse se reconozca la importancia que esta tuvo en su día.

 

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A LA BÚSQUEDA DE HISTORIAS

“La Ruta de la Seda para mí tiene eso, mucha gente probablemente no sabe ni dónde es (…), pero te da esa pauta de que algo importante pasó, tiene un halo de misterio, un halo de magia”, reflexiona el periodista y escritor, quien en el pasado publicó “Crónicas africanas”, sobre un viaje que realizó por ese continente en 2013.

Asimismo, a la hora de embarcarse en un viaje que más tarde se haría viral en su país lo hizo con vocación de “descubrir”.

“Encontrar historias era algo más fácil en un lugar casi tan desconocido, casi que (las historias) te caen del cielo”, asevera, ya que considera que para un lector latinoamericano “solamente contando cómo son los mercados, cómo es la comida” o cómo cruzar la frontera, ya hay varias posibilidades para escribir algo nuevo.

Sin embargo, nunca esperó que “Periodistán” pasara de 20.000 seguidores en Twitter a alrededor de 100.000 en tan poco tiempo.

“Empecé este proyecto con varias expectativas pero nunca imaginé que iba a pasar lo que pasó en cuanto a difusión, repercusión… Y en un momento, cuando estaba en Georgia, empezó a crecer (…) y me lo empecé a tomar más en serio”, recalca.

Por el camino, Duclós se preguntó que quizá pasaba demasiado tiempo en la redacción de sus hilos de Twitter y decidió priorizar las vivencias que le ofrecía el viaje, sin dejar de escribir en la red social cuando tenía tiempo.

 

LAS COMPLICACIONES DEL VIAJE DETRÁS DE LA VIRALIDAD EN TWITTER

El chico que salió de Buenos Aires “con una mochila, cinco remeras (camisetas), tres calzoncillos, una toalla y una computadora” pronto se vio involucrado en un ascenso a las montañas del Cáucaso georgiano, multitud de encuentros con personas de todos los países que visitó y de las cuales recuerda su “hospitalidad extrema” e incluso momentos difíciles como una excursión en Kirguistán.

Aquel día de verano se suponía que iba a ser tranquilo, pero él y un compañero que conoció durante el viaje fueron atrapados por una nevada de la cual sufrieron para salir, caminando durante diez horas montaña abajo a través de la nieve, que les llegaba por las rodillas, y sin ropa de abrigo.

“Fue un momento horrible, el único momento en que sentí que tal vez no la contaba (…). Apenas logramos salir, llegamos a un bar a mitad de lo que era el parque nacional, yo pedí un té y me lo tiré a las piernas porque ni sentía los dedos”, recuerda.

No obstante, entre los momentos que le quedarán marcados para siempre y que tienen un lugar principal en el libro que publica Futurock, hay un país en especial.

“Afganistán es una locura desde todo punto de vista, hay quien dice que Afganistán es adictivo y lo comparto al cien por ciento, Afganistán tiene algo que evidentemente no solo a mí me llama la atención: el imperio británico, el soviético, ahora Estados Unidos, todos intentaron quedarse Afganistán y no lo logró ninguno”, explica.

Para él, Kabul es una capital que “en cuanto a lo periodístico, es muy estimulante”.

Una parte de él, ya sin los hilos de Twitter, quedó allí, en Afganistán y en el resto del “Periodistán” que queda grabado en tinta desde octubre. EFE
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