Ana de León, Kiat (Panamá), 30 sep (EFE).- “Nosotros no practicamos brujería”, afirmó a EFE Pedro Rodríguez, cacique de la Mama Tatda, la iglesia oficial de los ngäbe buglé, para desmarcarla de los asesinatos de nativos durante ritos exorcistas de supuestas sectas que han aterrorizado este año con esa y otras prácticas a la empobrecida comarca de este pueblo indígena en Panamá.
En enero pasado una mujer de 33 años embarazada, sus 5 hijos menores de edad y una adolescente fueron asesinados en un supuesto rito exorcista y enterrados en una fosa en un área apartada de la comarca Ngäbe Buglé por miembros de la secta “La nueva luz de Dios”, un suceso sin precedentes en estas tierras indígenas.
Y este septiembre fue descubierta una nueva fosa clandestina con los restos de al menos una persona, por cuyo supuesto asesinato han sido imputados tres nativos presuntos miembros de otra supuesta secta que también retuvo a cinco menores de edad, ya rescatados pero que habría sido víctimas de abuso sexual y maltrato, según la Fiscalía panameña.
Hay al menos otra supuesta secta que es investigada por las autoridades panameñas, que han dicho que se trata de grupos conformados por indígenas, liderados por personas autoproclamadas “mesías” y que han actuado en distintos puntos de la comarca Ngäbe Buglé, la más extensa de las cinco que tiene el país.
Una decena de personas ya enfrenta bajo prisión preventiva un juicio por los homicidios de enero, al menos otras cinco están imputadas por el caso de la retención y abuso de menores y el hallazgo del cuerpo en una fosa, y las autoridades investigan si existe relación entre las distintas sectas, cuya orientación religiosa no han definido oficialmente.
TE PUEDE INTERESAR:Conflicto armado y COVID arrebatan la educación de niños indígenas mexicanos
LAS PRÁCTICAS DE LAS SECTAS SE ALEJAN DE LA CULTURA NGÄBE BUGLÉ
“Los últimos acontecimientos dentro de la comarca son hechos aislados que no corresponden a las costumbres propias del pueblo Ngäbe-Buglé”, y el Congreso General de la comarca los “condena”, le dijo a EFE el presidente de este organismo, Raimundo Palacio.
“Estos hechos se dan lugares montañosos, alejados, donde no hay señal de teléfono y donde la educación es casi nula, entonces se aprovechan de la ignorancia del pueblo y hacen sus prácticas, que no son religiosas sino son fuera de lo natural”, explicó Palacio.
En el Congreso autóctono se enteraron de los hechos atribuidos a las sectas “por la denuncia de otros pueblos que se han enterado, pues la comarca es muy extensa” con 6.968 kilómetros cuadrados, agregó el líder político.
ENTRAN “PERSONAS AJENAS” A LA COMARCA
“Lo que hemos escuchado es que se introducen personas ajenas a nuestra comarca, sin nuestro consentimiento (supuestamente adoctrinan a los nativos), y se van como si nada hubiese pasado”, dijo a EFE Clementina Pérez, una de las líderes de la Iglesia Mama Tatda en el campamento Kiat, situado cerca del río Tabasará, sagrado para esta iglesia, y la ruidosa carretera panamericana.
Esa versión la sostuvo Faustino de Gracia, uno de sus portavoces de la Mama Tatda, durante una reunión con representantes de la iglesia.
“Hay personas que vienen de afuera a hacer daño a nuestra comarca, porque el Gobierno lo permite y les da permiso, y luego dice que somos culpable los pueblos indígenas de Panamá”, reclamó Pérez.
El presidente del Congreso Ngäbe Buglé señaló que los sucesos violentos tienen relación con grupos “que de pronto se han levantado recientemente, sin saberse los motivos, por qué o quienes, pero que han querido involucrar a iglesias evangélicas y la Mama Tatda”.
Según explicaron miembros de la Mama Tatda y pudo comprobar EFE, dentro de la comarca conviven varias creencias religiosas como la católico, corrientes evangélicas hasta incluso bahaísmo, una religión monoteísta predicada en Oriente Medio.
Estas expresiones religiosas “siempre han convivido pacíficamente” incluso desde la fundación de la Mama Tatda, hace 58 años, “hasta el momento, han contribuido al desarrollo y la lucha originaria”, agregó Palacios. EFE
adl/gf/cav