Por Dennis Guevara I 15/06/2021.
Hace tan solo un par de días, más exactamente el 12 de junio, conmemorábamos la generación de conciencia entorno a la violación de derechos que se comete con el trabajo Infantil. Hoy, le damos un giro a la ruleta y buscamos, a nivel mundial, la Toma de Conciencia respecto al Abuso y Maltrato en la Vejez, tal como se realiza desde el 2013, según la resolución 66/127 en la Asamblea de las Naciones Unidas.
Gran coincidencia, ¿no? Ellos terminan convirtiéndose en los niños de la sociedad, al necesitar el mismo apoyo y protección para desarrollar sus actividades diarias. Quienes no desean recibir desprecio, compasión y mucho menos maltrato físico o psicológico, por parte de los jóvenes que son el futuro del país.
Adultos mayores que requieren seguir sintiéndose útiles para una sociedad y no por el contrario, un estorbo para sus familias, que es como muchas veces los hacen sentir. La palabra asilo, para muchos de ellos, termina convirtiéndose en un reformatorio de mala muerte, y ni que hablar de aquellos que lamentablemente no lograron conseguir la añorada pensión y terminan viviendo al amparo de sus hijos o de la sociedad, a la cual entregaron sus mejores años.
Ahora, a esto se le suma el tener que enfrentar una pandemia nunca antes vista. Por eso, desde el 2020, la ONU está en la lucha con su bandera de: “Protección de las personas mayores durante el COVID-19 y más allá”. Al ser ellos los más vulnerables, no solo por esta enfermedad, sino por los múltiples inconvenientes que esta ha acarreado, con un incremento en los niveles de pobreza y discriminación al ser atendidos, como ya se ha visto, prima la salud u oxigenación de un joven.
Una dolorosa realidad, poco creíble. Pero el día de hoy hablamos de ella, porque muchas personas agreden a los ancianos, tanto así que hasta nosotros lo llegamos a hacer sin pensarlo, con frases como: “pero mamá es lo que hay de comer”, sin entender que por sus enfermedades ya le es imposible digerir igual que nosotros.
En verdad, está comprobado: se vuelven más consentidos y mimados, buscan sentir ese amor que alguna vez brindaron. A lo mejor y ahora olvidan cosas que antes para ellos eran tan sencillas, ahora puede que seas tú quien deba llevarlos de la mano.
Nada de eso está mal, por el contrario, es un proceso por el que todos debemos atravesar. Lo perjudicial está en no entenderlos o, por dicha condición de adultez, aprovecharse y realizar actos poco deseables. Los viejos verdes; que los hay, los hay; las pícaras abuelitas que terminan siendo ladronas, si existen.
Pero, en fin, no todos son iguales y para nuestro alivio son más los buenos, tiernos y amorosos. O desmiéntanme queridos lectores, ¿ustedes no tienen o tuvieron unos abuelos alcahuetes y con miles de aventuras por contar?
Por eso, en esta fecha la invitación es para todas y todos; niños, niñas adolescentes o quién sea. Sin importar cuán grandes estén o los títulos que tengan, a respetar a nuestros queridos viejos y viejas.
Ya lo decía Piero en el 69, en su canción “Mi querido viejo”: Yo soy tu sangre mi viejo…