Por Tatiana Fandiño | 19/03/2021.
La Comisión Europea se refiere al Pasaporte Covid, nombre ordinario con el que se conoce, como el certificado verde digital. Un titulo que, si los residentes permanecen vacunados, están infectados con el virus, tienen anticuerpos o dan negativo en la prueba, permitirá a los ciudadanos viajar de manera más independiente. La mayor controversia nace a partir de la necesidad de vacunación debido a la falta de avances de la campaña. El enigma radica en los medicamentos no aprobados de la Agencia Europea de Medicamentos.
Israel, por ejemplo, ya lanzó un pasaporte que permite ir a hoteles y gimnasios, mientras que Islandia facilita los viajes al extranjero; Arabia Saudí implementó un certificado de salud en los teléfonos; China, a través de su aplicación Wechat, permite tener la información de vacunación o pruebas realizadas contra del coronavirus. La Organización Mundial de la Salud desde el inicio ha criticado este tipo de documentos y ha pedido que no se establezcan, pues argumentan que hay incógnitas sobre la eficacia de las vacunas para reducir los contagios, además de la limitación de su disponibilidad.
Países vecinos de la Unión Europea, como Reino Unido y Rusia, alertan que este pasaporte Covid pueda ser discriminatorio con los ciudadanos y ponen en duda su moralidad, mientras que internamente naciones como Bélgica y Francia, alertan que pueden darse situaciones de injusticia. Estas posiciones se contraponen a la de los países que viven esencialmente del turismo, como España o Grecia, que desde el inicio han realizado todos sus esfuerzos para que el pasaporte se implemente para la campaña del verano.
El requisito de vacunación es absurdo, sencillamente porque los propios fabricantes de las vacunas han repetido, en más de una ocasión, que la vacuna no impide no contraer el virus ni tampoco impide contagiarlo. Por lo tanto, estar en un entorno con personas “inmunizadas” no garantiza seguridad. La lógica que hay detrás de todo esto es hacer números y corroborar que es un negocio que se tiene que ir comercializando. Por ejemplo España, al imponer esta medida de que solamente se pueda viajar si se posee una vacuna y un pasaporte de vacunación, quizá gana más en cuanto a turismo, lo cual es notorio, ya que es ridículo por la descripción del producto como tal.