Por Maria Alejandra Tangarife Toro | 05/04/2021.
Una de las recomendaciones básicas respecto a ecología que se hace hoy es reciclar. Nos repiten: reduce, reutiliza, recicla. Incluso, este año desde el Ministerio de Medio Ambiente se construyó un nuevo código de colores para la separación de residuos sólidos (recipiente o bolsa blanca para residuos aprovechables, verde para orgánicos y negro para no aprovechables).
Así, se dispuso que nacionalmente todas las personas deberían adoptar dicho cambio en hogares, empresas e instituciones. Esto puede generar cuestionarse sobre ¿qué beneficio tiene separar los residuos si todo se lo lleva el mismo camión? Lo primero que se debe tener en cuenta es que dicho cambio debe ser adoptado por cada municipio en el país porque en todos hay, por normativa, un Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Pgirs); sin embargo, no todos están en funcionamiento o son gestionados de la manera adecuada.
Así que en cuestión de políticas y programas públicos que funcionen en las ciudades existe una deficiencia muy elevada para que la separación de residuos en la fuente y posterior recolección sea un hecho. En el caso de una ciudad como Medellín solo existe 1 ruta de reciclaje que ni siquiera tiene cobertura en toda la ciudad sino solamente en un barrio. Dicha ruta está encaminada a contribuir hasta con el “25% de aprovechamiento que propone el Plan de Desarrollo Medellín a 2019”, según Empresas Varias de Medellín, la entidad encargada de esta ruta y las demás de recolección de basura. Un 25 % de aprovechamiento de los residuos y una sola ruta para un solo barrio en una ciudad que tiene 249, evidentemente no son metas muy ambiciosas.
Pero más allá de los programas que no funcionan adecuadamente, hay que ser enfáticos en que generar el hábito de reciclar sirve para ser conscientes de la cantidad de basura que generamos. Es decir, hacer el ejercicio de observación, limpieza y clasificación de cada empaque que nos sobra, de cada envoltura que ya no contiene nada, de cada objeto dañado nos permite repensar el concepto de basura y el papel que cumplimos para disminuir la cantidad de esta.
A pesar de que en más de la mitad del país hay un solo camión para recoger todos los residuos, también está la posibilidad de que cada persona se haga cargo de la separación y deposite en el camión solo los desechos no aprovechables; mientras que los desechos orgánicos los aproveche en compostaje y los plásticos, cartones, vidrios y metales limpios los entregue a los recicladores o acopios de reciclaje. Así que separar los residuos sólidos en casa no tiene utilidad automáticamente solo si tenemos programas públicos que responsablemente recojan los diferentes tipos de desechos –aunque ese es el deber ser de las administraciones municipales– sino que separar desde la fuente debe ser más un hábito que una imposición por el hecho de que ayuda a reducir el plástico que llega a los océanos, evita que los rellenos sanitarios lleguen al tope en poco tiempo, contribuye a la conservación de la fauna y flora y permite reducir la explotación de recursos naturales. En otras palabras, para responder a la pregunta inicial, separar la basura desde la casa particular sirve para salvar la casa común, el planeta.
