Por pantallazo.com.co
Algunas de las sustancias en ellos pueden permanecer en el cuerpo durante muchos años y sus concentraciones pueden aumentar con el tiempo.
Al menos mil millones de pitillos de plástico se usaban hasta hace poco, cada día, en el planeta. El plástico en los océanos pesa tanto como 5 veces la población de elefantes y cada vez aumenta más… El plástico, no los elefantes. Por ello no es extraño que desde 2021 en la UE se hayan prohibido los plásticos de un solo uso. Así se estimuló el uso de pitillos de papel, para contaminar menos. Pero la medida no sería tan efectiva como se esperaba.
De acuerdo con un reciente estudio, publicado en Food Additives & Contaminants, las pajitas de papel «ecológicas» contienen sustancias químicas duraderas y potencialmente tóxicas. En el primer análisis de este tipo en Europa, y solo el segundo en el mundo, un equipo de científicos, liderados por Thimo Goffren, analizaron 39 marcas de pajitas para detectar el grupo de sustancias químicas sintéticas conocidas como sustancias poli y perfluoroalquiladas (PFAS).
Los PFAS se utilizan para fabricar productos cotidianos, desde ropa para exteriores hasta sartenes antiadherentes, resistentes al agua, el calor y las manchas. Sin embargo, son potencialmente perjudiciales para las personas, la vida silvestre y el medio ambiente. Se descomponen muy lentamente con el tiempo y pueden persistir durante miles de años en el medio ambiente, una propiedad que ha llevado a que se les conozca como «químicos eternos».
Estas sustancias se han asociado con una serie de problemas de salud, incluida una menor respuesta a las vacunas, menor peso al nacer, enfermedades de la tiroides, aumento de los niveles de colesterol, daño hepático, cáncer de riñón y cáncer testicular. Los resultados mostraron que se encontraron PFAS en la mayoría de las pajitas analizadas, de hecho, fueron más comunes en las hechas de papel y bambú.
«Las pajitas hechas de materiales vegetales, como papel y bambú, a menudo se anuncian como más sostenibles y ecológicas que las hechas de plástico – explica Groffen -. Sin embargo, la presencia de PFAS en estas pajitas significa que eso no es necesariamente cierto».
Un estudio previo ya había descubiertos estas sustancias en pajitas de EE. UU., pero el equipo de Groffen y sus colegas querían saber si ocurría lo mismo en Europa. Con esto en mente, analizaron 39 marcas diferentes de pajitas hechas de cinco materiales: papel, bambú, cristal, acero inoxidable y plástico. Las pajitas, que se obtuvieron principalmente en tiendas, supermercados y restaurantes de comida rápida, se sometieron luego a dos rondas de pruebas de detección de PFAS. La mayoría de las marcas (27 de 39, el 69%) contenían PFAS, y se detectaron 18 PFAS diferentes en total.
Los pitillos de papel tenían más probabilidades de contener PFAS, y los químicos se detectaron en 18 de 20 (90%) de las marcas analizadas. También se detectaron PFAS en 4/5 (80%) marcas de pajitas de bambú, 3/4 (75%) de las marcas de pajitas de plástico y 2/5 (40%) marcas de pajitas de vidrio. No se detectaron en ninguno de los cinco tipos de pajitas de acero analizadas. Lo extraño es que el PFAS que se encontró con mayor frecuencia, el ácido perfluorooctanoico (PFOA), está prohibido en todo el mundo desde 2020.
Si bien las concentraciones de PFAS eran bajas y, teniendo en cuenta que la mayoría de las personas tienden a utilizar pajitas solo ocasionalmente, suponen un riesgo limitado para la salud humana. Sin embargo, las PFAS pueden permanecer en el cuerpo durante muchos años y sus concentraciones pueden aumentar con el tiempo. La presencia de químicos en casi todas las marcas de pajitas de papel significa que es probable que, en algunos casos, se usaran como revestimiento repelente al agua, dicen los investigadores.
«La presencia de PFAS en pajitas de papel y bambú- concluye Goffren – muestra que no son necesariamente biodegradables. No detectamos ningún PFAS en pajitas de acero inoxidable, por lo que recomendaría a los consumidores que utilicen este tipo de pajitas, o simplemente eviten el uso de pajitas en absoluto. En cuanto a la salud, si bien cantidades pequeñas no son dañinas en sí mismas, sí pueden aumentar la carga química ya presente en el cuerpo».