Por Maria Alejandra Tangarife Toro | 11/05/2021.
Muchos hombres y mujeres han desaparecido forzosamente en el marco del reciente paro nacional en Colombia. De 548 desapariciones habla la Defensoría del Pueblo, sin embargo, las cifras ilustran con menos fuerza esta problemática que siempre ha sido un fantasma y un profundo flagelo en las sociedades latinoamericanas durante los últimos años por cuenta de los gobiernos autoritarios y militaristas.
Al contrario, la música y el cine brindan más luz sobre lo que ha representado vivir desapariciones de seres queridos o conocidos, dándole rostro y nombre a las cifras, mostrando el lado humano de la pérdida, de la búsqueda y de la esperanza.
¿Y por qué es que se desaparecen? / Porque no todos somos iguales, canta, por ejemplo, Rubén Blades en su tema Desapariciones. Esta canción del año 1984 relata en breves minutos la suerte de diferentes personajes, porque cualquier día puede desaparecer un esposo, un hijo, una madre; siempre bajo la excusa de proferir opiniones contrarias al poder de turno.
Además, tiene una frase contundente contra el papel oficialista de muchos medios masivos de comunicación, que en medio de emergencias sociales se dedican a embelesar en ficciones remotas a las personas, fungiendo como cortinas de humo; entonces canta Blades Estaban dando la telenovela, por eso nadie miró pa’ afuera.
También, en temas de desaparición forzada en América Latina, La noche de los lápices se ha convertido en un filme icónico que reúne la realidad aun en la ficción. Esta película refleja la estigmatización que sufre la protesta social, así como el miedo de perder a alguien que cala en las familias de los jóvenes que luchan.
Igualmente, es crucial la forma en que narra el horror durante las noches en que agentes sin identificación derrumban familias llevándose a alguien violentamente y el estado de vulnerabilidad en que queda aquel o aquella que piensa y actúa diferente, como es el caso de Claudia, una de las protagonistas, que refleja la determinación y fuerza inquebrantable de una mujer estudiante, con sueños, con deseos de oportunidades mejores; ella representa a muchas mujeres de carne y hueso.
En este punto, es valioso traer a colación la canción Los dinosaurios, del cantautor Charly García, quien en 1983 sabía y le hacía saber a su país que los amigos, los vecinos, los periodistas y cualquier persona que amaras podía desaparecer. En esta canción el artista se vale de metáforas poderosas, de tal forma, cuando canta Pero los dinosaurios van a desaparecer, habla de los militares, pues finalizada la dictadura también se extinguirían ellos.
Y como las obras anteriores, existen muchas otras, porque la desaparición forzada por parte del mismo Estado o de otros actores al margen de la ley reúne todas las fracturas de las sociedades: la corrupción, el totalitarismo, la censura, la violencia, el adoctrinamiento y la violación de los derechos humanos. Así que siempre está en la tinta con que se produce el arte, que siempre estará ahí para hacer una reflexión profunda de los días y las noches más oscuras de la historia humana.