Elena Camacho, Madrid, 4 jun (EFE).- El Caribe fue una de las últimas regiones de las Américas en ser colonizada por el ser humano. Hoy, gracias al estudio de 93 genomas de antiguos pobladores, sabemos que la conquista de las islas comenzó hace 8.000 años y que tuvo lugar en al menos tres oleadas migratorias procedentes de norteamérica y suramérica.
El trabajo, el primer estudio genómico global del Caribe, ha sido liderado por Hannes Schroeder, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y es una colaboración entre científicos del Instituto Max Planck de Historia Humana (Alemania), del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de Barcelona (España), y de distintos centros de Holanda, Cuba, Puerto Rico, Canadá y Estados Unidos.
La investigación, publicada este jueves en Science, recuerda que, tal y como habían avanzado los descubrimientos arqueológicos, las islas del Caribe fueron colonizadas por primera vez hace unos 8.000 años desde Trinidad (Antillas Menores).
Durante los milenios posteriores, estos cazadores-recolectores se dispersaron por el archipiélago y colonizaron progresivamente todas las islas del Caribe, desde las Antillas Menores hasta Cuba, La Española o Puerto Rico (Antillas Mayores), hasta que hace unos 2.800 años se produjo un gran cambio: la llegada de colonos con cerámica y agricultura, los llamados ‘cerámicos’.
“Fue algo parecido a lo que sucedió en Europa, cuando los cazadores recolectores del Mesolítico fueron colonizados por los agricultores del Neolítico”, explica a EFE Carlos Lalueza-Fox, paleogenetista del IBE y coautor del estudio.
El trabajo analiza el genoma de 93 antiguos isleños localizados en yacimientos caribeños, principalmente de Cuba Bahamas, Puerto Rico y Guadalupe y Santa Lucía, dos islas de las Antillas Menores.
Más de la mitad de estos genomas (52) eran ‘precerámicos’ de hace entre 3.200 y 700 años de antigüedad y 41 ‘cerámicos’ que poblaron las islas desde hace 1.500 hasta hace 400 años, después de la llegada de los colonizadores españoles.
El análisis del ADN revela que los pobladores antiguos, que estuvieron durante al menos 4.000 años en las islas, tenían coincidencias genéticas con grupos paleoindios de norteamérica, pero también de Sudamérica.
“Por eso pensamos que hubo al menos tres oleadas dentro del Caribe pero las primeras, las de los cazado-recolectores, son más difíciles de discernir porque son muy antiguas y no disponemos de suficientes genomas antiguos de Norteamérica y Sudamérica como para encontrar realmente con qué población tienen mucha afinidad”.
Lo que sí desvela ese ADN es que en algún momento entre hace 8.000 y 5.000 años, en Cuba hubo contactos entre pobladores antiguos y personas de norteamérica que llegaron al Caribe tras una “difícil travesía” porque aunque los territorios estén cerca, las corrientes complican los viajes desde América del Norte hacia Cuba, y un viaje así implica “una navegación sofisticada sorprendente” si se tiene en cuenta que pudo suceder hace 8.000 años, destaca Lalueza-Fox.
La otra migración, la de los cerámicos fue más reciente (hace 2.800 años) y es “más evidente” en el genoma de los caribeños.
“Los descendientes de esos cerámicos son los nativos que encontró Colón cuando llegó al continente. Todavía hoy hay gente en las islas cuyo genoma conserva rastro de estos ancestros que no se llegaron a extinguir del todo y que son la base no solo de la diversidad genética del continente, sino también lingüística, de hecho, conservamos algunas palabras suyas como cacique, huracán, barbacoa, tabaco…”, detalla el paleogenetista catalán.
Los resultados del estudio también revelaron que, pese a haber coexistido durante siglos, existen claras diferencias genéticas entre los antepasados de los primeros colonos de la región y los llegados de América del Sur, lo que significa que entre ambos grupos de población no hubo mestizaje.
“En Europa, los estudios genéticos demuestran que los cazadores recolectores mesolíticos fueron absorbidos por los agricultores del Neolítico pero en este caso no encontramos la ‘ancestralidad’ (huellas genéticas) de los cazadores recolectores americanos en las poblaciones posteriores. No sabemos si los sustituyeron o los absorbieron; no tenemos datos suficientes para saber qué pasó”, relata Lalueza-Fox.
“Los resultados del estudio respaldan nuestras observaciones anteriores de que los primeros pobladores del Caribe eran biológica y culturalmente diversos”, afirma Yadira Chinique de Armas, directora de tres excavaciones en Cuba y profesora en la Universidad de Winnipeg (Canadá).
Además, “demuestran la complejidad y la naturaleza múltiple de las sociedades caribeñas precolombinas y sus conexiones con el continente americano antes de la invasión colonial”. “Se reflejaba en la arqueología pero es fascinante verlo respaldado por la biología”, destaca Cornne Hofman, de la Universidad de Leiden (Holanda).
Para Lalueza-Fox, “el Caribe, junto con Polinesia, es uno de los ejemplos más bonitos de colonización del ser humano, que se lanzó a colonizar una isla tras otra y avanzar en este modelo de dispersión por islas”. EFE
ecg/ess