El artista Juan Carlos Javierre es incapaz de ver una lámina de hierro entera. Cuando en su taller hay dos o tres de ellas recién compradas, ya él ha compuesto en su imaginación, decenas de figuras que los coleccionistas querrán adquirir para embellecer sus oficinas o apartamentos.
Surgen entonces Cristos mágicos, desnudos fantásticos, escenas religiosas, homenajes a nuestros ancestros, siluetas de personajes emblemáticos, bodegones o animales domesticados que ya se quedarán en nuestra tierra para siempre.
Su obra es impresionantemente original.