A finales de los años 70 cuando ingresé a la Escuela de Bellas Artes, no imaginaba que al trascurrir el tiempo mi vida se hubiese apasionado cada día más por el mundo de las artes (la pintura) y hoy que mi vida depende de esta actividad, donde disfruto y comparto mi labor, siento que ha sido gracias a Dios primero que todo, a las galerías, periodistas, artistas, amigos y a mi familia porque fueron siempre el motor y la fuerza. Por eso y mucho mas confieso que no me equivoqué con mi carrera..
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Los artistas verdaderos llevan en la sangre la pasión por el arte y has demostrado con el paso del tiempo ser sencillamente un artista apasionado de la belleza que se plasma donde quiera que se ve la vida con los ojos del amor. Es un maravillarse a diario con las acuarelas que te brinda el creador para que las interpretes sobre un lienzo lleno de ilusiones. Dios siga colmandote del gran don que tienes en tus manos.