Para Gustavo Castro Caycedo, periodista, escritor, estudioso de la realidad nacional, columnista, ganador de premios, entre ellos Vida y Obra del CPB, expresidente del Círculo de Periodistas de Bogotá, analista de medios de comunicación, considera que esta profesión “Seguirá siendo un santuario de periodistas héroes y mártires; en contraste con la versión opuesta de unos pocos periodistas indignos que a veces abusan de un carnet afectando el buen nombre del periodismo”.
En un mini resumen de la hoja de vida de este zipaquireño se indica que es Administrador de Empresas, especializado en comunicaciones; tesis de grado: “Administración de Televisión para la paz”. 60 años como Periodista, (desde 1961). Escritor: autor de 38 libros, –6 sobre medios, textos de estudio en facultades de periodismo–, y coautor de 9 más.
Fue director de Inravisión; presidente de RCN Radio, del CPB, CPT-TV. Director de los Noticieros RCN Radio y Cinevision; vicepresidente de la Organización Internacional de Defensorías de las Audiencias, (OID); y del Consejo Nacional de TV; Comisionado por los presidentes Belisario Betancur, Virgilio Barco y Ernesto Samper, para los empalmes en el Sector de las Comunicaciones.
Asesor personal de los presidentes Betancur y Barco, y del alcalde Jaime Castro. Presidente Sociedad Colombiana de Administradores de Empresas, (Socolda). Columnista editorial de El Tiempo, El País, Cromos, La República, y de otros medios impresos y de la Web.
23 veces Jurado de premios de Periodismo, TV y medios, entre ellas tres del Premio CPB, y tres del Festival de Cine de Cartagena. Defensor del Televidente, en Canal Capital. Director de las Revistas Al Día y Elenco; crítico de Televisión de El Tiempo. Consultor Editorial de Cromos.
Asesor de la Presidencia de la República; CIMPEC-OEA; PNUD (ONU): IBM; Ministerios de Comunicaciones y Desarrollo; Comisión Nacional de Televisión, Caracol TV; RCN Radio y TV; Punch TV; Señal Colombia; Colcultura; Unilatina; ETB, e ICBF.
Consejero permanente de docenas de periodistas que acuden a él para escuchar sus clases de Periodismo.
-Maestro Gustavo, ¿Hacia dónde cree que va el periodismo?
–Depende de si se trata de un periodismo profesional, independiente, responsable e imparcial, o de un periodismo comprometido y parcializado. El primero entrará al cuadro de honor del prestigio periodístico, el otro al de la vergonzosa pérdida de credibilidad.
El primero seguirá denunciando la manipulación política de todas las vertientes, los actos de corrupción, las perversas Fake News; seguirá fiscalizando el comportamiento antiético de algunos funcionarios públicos y de los políticos corruptos. Seguirá siendo un santuario de periodistas héroes y mártires; en contraste con la versión opuesta de unos pocos periodistas indignos que a veces abusan de un carnet afectando el buen nombre del periodismo.
El primero seguirá inalterable defendiendo la democracia, con independencia a toda prueba y firme en la galería de los periodistas a los que no les han tenido miedo sino respeto. Aún a costa de su vida no callará y defenderá la verdad, aun arriesgando su vida, como lo hicieron: Silvia Duzán, Guillermo Cano, Jorge Enrique Pulido, Julio Daniel Chaparro, Raúl Echavarría y muchísimo más.
El segundo, que es la versión opuesta, seguirá siendo un periodismo sin dignidad, que comercializa la información y que con su comportamiento afecta la imagen del periodismo pulcro, honesto y responsable, que es el de la inmensa mayoría de periodistas.
Por lo demás será un periodismo que se sigue reinventando, acorde con los adelantos tecnológicos de las comunicaciones que aprovecha bien los nuevos medios fortalecidos por la Internet, las cuatro pantallas, y otros variados recursos tecnológicos como los drones, para producir y emitir información de alta calidad.
–Usted escribió hace unos años, “La Televisión nos quitó el alma”, ¿Qué pasaría entonces ahora con las redes sociales?
— Las redes sociales también tienen doble lectura, según se utilizan para construir, o para destruir. En el primer caso uno encuentra cómo han servido para el desarrollo social, para estimular la solidaridad, para pregonar y expresar el amor. Políticamente han unido a pueblos enteros en campañas sociales, de libertad e independencia, especialmente en Oriente.
Pero las redes sociales “abusadas” han nutrido la práctica de la protesta de multitudes convocadas para obrar violentamente, destruyendo, un ejemplo claro son las cíclicas citas para destruir estaciones de Transmilenio, en Bogotá. Así las redes son fuente de expresión de anarquía que le está haciendo mucho mal a Colombia.
Otro mal uso de las redes es que unos desadaptados y otras personas que uno cree responsable, las han convertido en una injusta y peligrosa fuente para calumniar, propagar mentiras, intrigas y tramas interesadas con las que acaban impunemente con la honra y el buen nombre de gente honesta.
–¿Cómo imagina el mundo del periodismo metido en el metaverso?
– El metaverso es una realidad que avanza incontenible, no solo en los campos de la diversión y el entretenimiento, sino en muchos otros planos. Es un universo que trasciende al que conocemos; un nuevo mundo virtual en tercera dimensión que permite interactuar, estudiar, jugar, trabajar, hacer transacciones y muchas otras cosas de manera descentralizada.
Por lógica, si estas son posibilidades ciertas, el periodismo no se escapa al universo del metaverso; sin que sepamos aún cómo, porque apenas se está desarrollando y descubriendo; pero estará presente también en los procesos de la información involucrando a los periodistas, naturalmente.
–¿Qué nos hace falta a los periodistas colombianos?
— Resultaría inadecuado e injusto generalizar, porque hay periodistas tan conscientes, preparados y responsables, que no les falta nada. Pero digamos que a muchos periodistas; creo que es necesario un mayor análisis y discernimiento sobre las causas de los fenómenos que afectan en materia grave a Colombia y que violan el mayor derecho humano: la vida.
Los periodistas tenemos el inmenso poder de comunicar, de influir sobre el pensamiento y el comportamiento social, y por lo tanto de educar. Pero a veces desperdiciamos ese inigualable poder para participar en la construcción de una sociedad en paz.
— Dado que tenemos el privilegio de comunicar, a muchos periodistas nos falta aportar más en la concientización de los colombianos
– Así es Guillermo, a algunos colegas les falta ejercer un periodismo que construya, que no polarice, que una, que predique y propicia con su palabra los encuentros y que no fomente los desencuentros entre los colombianos.
Que tenga convicción de que la justicia social es el factor determinante de la paz o de la guerra. Y que la paz es la verdadera prioridad, por nuestros hijos, por nuestros nietos, por nuestras familias; por las de millones de colombianos, y por nosotros mismos. Utilizar los medios para educar, formar y educar en la convivencia pacífica, aún a pesar de las diferencias, es una misión; Ningún otro profesional tiene una exigencia tan grande como esta que nos obliga a los periodistas.
–¿Qué deberían inculcar las Facultades de Comunicación Social y Periodismo a las nuevas generaciones?
– Esta pregunta tiene que ver con la respuesta anterior, falta énfasis en los análisis sociales frente a la tragedia que vive la mayoría de los colombianos. Más importante que enseñar a redactar, a hablar bien y saber manejar un micrófono o un set de televisión, es profundizar en la en la ética, en la defensa de la verdad, y sobre todo en la responsabilidad social, pues precisamente el nombre de la carrera es “Comunicación Social” y algunas universidades navegan con énfasis en simplemente en la comunicación.
–¿Cree que se han manejado bien las comunicaciones en Colombia en los últimos años?
– Depende: las oficiales no. En el pasado reciente hubo gran abuso en el manejo de la propaganda gubernamental disfrazada de comunicaciones, despilfarrando miles de millones de pesos para vender a los colombianos una buena imagen que era artificial.
La empresa privada a través de sus mercadólogos y publicistas sabe manejar las comunicaciones porque de ello dependen sus ventas; invierten en ellas para proyectar su imagen institucional y las bondades de sus productos, a veces “de manera inflada”.
Los políticos han seguido fracasando porque utilizan las comunicaciones para hacer publicidad mentirosa prometiendo lo que incumplirán, y la gente ya no les cree.
–Usted transformó a RCN Radio hace unos años, ¿cómo analiza el sistema informativo de la cadena desde el pasado 17 de julio?
– Le voy a ser franco, no lo he escuchado; es muy temprano para opinar sobre el nuevo esquema informativo de esa gran cadena. Entiendo que las intenciones son de acertar, y espero que lo hagan. Para eso y para bien de la audiencia, es aconsejable que quienes lo hacen allí, tomen conciencia de que no es bueno polarizar y parcializarse tanto obrando más con criterio de militancia política que periodísticamente; el país no está para eso. Conozco bien a Carlos Julio Ardila y sé que ese no es su talante; así que la responsabilidad reside en quien dirige el medio.
–¿Cree que los colombianos estamos bien informados? ¿Sabemos en realidad lo que está sucediendo?
-A pesar de la penetración de los medios, creo que los colombianos no están bien informados porque unos pocos colegas no son imparciales; porque silencian lo que deberían informar; han ido perdiendo credibilidad dejando por desgracia a la gente en manos de las Fake News, las tergiversaciones y la infamia que se ha apoderado de las redes donde calumnian, dicen mentiras, inventan noticias que no lo son, insultan y acaban con el honor de muchas personas; mejor dicho, donde desinforman.
–¿Cuál podría ser la función del CPB en este proceso de transformación periodística?
– El CPB en muy pocos días está renaciendo liderado por un periodista íntegro, ejecutivo, sobre todos consciente de la responsabilidad social del periodismo, y respaldado decididamente por unos miembros de la junta directiva dispuestos a transformar al CPB al ritmo en que se está transformando el periodismo con base en la actualización y preparación, los desarrollos tecnológicos, la inteligencia artificial, la transmedia, pronto el metaverso; pero muy especialmente por la toma de conciencia sobre lo que afecta negativamente a Colombia y que requiere de su más alta responsabilidad.
–¿En qué temas estamos en deuda tanto periodistas como medios de comunicación?
– En cierta forma eso ya está respondido: veamos: la necesidad de una conciencia de justicia social, única forma de vencer la guerra, entendiendo que con hambre no puede haber paz.
Hay un campo en el que falta hacer énfasis, se requiere más información internacional, pues con excepciones claro, hay medios que no le dan importancia a lo que sucede fuera de nuestras fronteras; estamos aislamos y la geopolítica es apenas una palabra. Yo creo que sobra farándula y falta información sobre lo que sucede en el mundo.
Deberíamos reflexionar sobre el daño que causa la conducción informativa polarizadora ejercitada por algunos. Las inequitativas e injustas inculpaciones con grandes titulares y hacer rectificaciones minúsculas. Querer reemplazar la justicia con el agravante de absolver o condenar a priori a los acusados. Y también convertir algunos casos de sangre, o delincuenciales en procesos y espectáculos mediáticos.
— El Grupo Gilinski está comprando medios, ¿es bueno para los vendedores? ¿es bueno para el país? ¿es bueno para el periodismo?
– Seguramente es bueno para los vendedores, para los anunciantes, para los publicistas, y para ese Grupo, pero no para el país y mucho menos para los periodistas que terminan, quiérase o no, limitados por una camisa de fuerza informativa que disminuye su independencia profesional.
–¿Qué hacer con los periodistas y medios metidos en las zonas de violencia del país donde no se puede ejercer por obvias razones un periodismo imparcial o independiente?
– La tragedia de los periodistas y los medios de provincia, no solo la de quienes están en zona de violencia, es grande: son objeto de amenazas, presiones, intimidaciones y hasta de la muerte cometidas por grupos armados y bandas de narcotraficantes, pero también por gamonales intolerantes, funcionarios irrespetuosos y políticos corruptos que no quieren que los fiscalicen y delinquir tranquilos.
—-¿Sigue escribiendo de noche?
– Claro, comienzo a eso de las 10 de la noche y termino a las 5 o 6 de la mañana.
–¿De qué habla su próximo libro?
– Estoy adelantando dos, el 40 y el 41, uno se llamará: “Historia de una locura: cuando Ali boxeó en Colombia”; y en el otro publicaré las mejores 62 de más de 1.500 crónicas que he escrito en 62 años de periodismo.
¡Oigo sugerencias para su título!