Jaime Ortega Carrascal, Bogotá, 5 oct (EFE).- Colombia está en capacidad de responder a un segundo pico de la pandemia porque hizo la inversión necesaria para mejorar la atención en salud, asegura el gerente coordinador de las agencias que atienden esta emergencia, Luis Guillermo Plata, cuando se cumplen siete meses de la llegada de la COVID-19 al país.
“La pandemia no se va a acabar este mes, o el mes entrante, o en diciembre, nos va a tocar convivir con ella, entonces ya es un tema de salud, ya es un tema de administrarlo, de manejarlo”, dijo Plata en una entrevista con Efe.
Plata, que fue designado el 21 de marzo por el presidente colombiano, Iván Duque, para coordinar la respuesta estatal a la pandemia, asegura que en estos meses el país duplicó la unidades de cuidados intensivos (UCI) disponibles, creó la reserva estratégica nacional de materiales sanitarios y montó el Programa de Pruebas, Rastreo y Aislamiento Selectivo Sostenible (PRASS) con los que se hizo frente a la primera ola de contagios.
“Hemos sobrepasado ya una primera ola (…) y logramos sortearla”, afirma sobre la pandemia, cuyo primer caso positivo en Colombia fue confirmado el 6 de marzo y a la fecha deja 855.052 contagiados que sitúan al país como el quinto a nivel mundial, así como 26.712 fallecidos.
EVITAR EL COLAPSO HOSPITALARIO
Plata, que acaba de concluir su misión, reconoce que desde el comienzo su prioridad fue evitar un colapso del ya congestionado sistema de salud y al final “Colombia tuvo la capacidad para responder” y evitar el caos que se vio en otros países donde las UCIs y el personal médico no daban abasto para atender simultáneamente a miles de enfermos graves.
“En esos meses de cuarentena construimos una capacidad, duplicamos la capacidad de UCIs del país, arrancamos con 5.400 cuando comenzó la pandemia y hoy tenemos cerca de 10.800, entonces eso permitió que todo aquel que necesitara una cama tuviese acceso”, afirma.
Para el gerente de la crisis, “eso significa a futuro que si viene una segunda o tercera ola tendremos cómo responder” y así “evitar la mayor pérdida de vidas humanas”.
Según explica, el país tiene “un poco más de un 50 % de ocupación de UCIs” y disponibilidad de respiradores en regiones remotas en las que nunca habían visto siquiera esos recursos técnicos.
“Nosotros llegamos a tener niveles de ocupación del 91, del 92 %. Bogotá estuvo muy cerca de tener la ocupación completa de UCIs, pero logramos en tiempo récord montar casi 5.000 UCIs en todo el país, sólo en Bogotá logramos colocar 880 nuevas y eso permitió que el nivel de ocupación bajara”, dice.
Por todo eso considera que aunque en Colombia “es muy probable que haya un segundo pico” como empieza a verse en Europa, subraya: “tenemos la capacidad de responder” porque “hemos aprendido como nación y como mundo a manejar mejor la enfermedad, a detectarla más temprano”, y además, “los segundos picos han demostrado ser menos letales que los primeros”.
RAPIÑA MUNDIAL POR RESPIRADORES
Para mejorar la capacidad de respuesta a la pandemia, Plata, que fue ministro de Comercio Exterior y presidente de la antigua agencia de promoción de las exportaciones Proexport, tuvo que echar mano de toda su experiencia en ese campo a la hora de comprar los respiradores artificiales.
“Ese mercado de ventiladores del mundo es un mercado de más o menos 80.000 unidades al año, eso es lo que se produce, lo que el mundo está demandando; en el pico de la pandemia el mundo estaba demandando más de dos millones de ventiladores, entonces competíamos contra todos los países del mundo comprando ese producto”, asegura.
El comercio estaba además limitado porque en Alemania, uno de los principales productores mundiales, “el Gobierno compró toda la producción”, mientras que Estados Unidos prohibió la exportación y en Asia había una producción limitada, “entonces había una competencia muy fuerte, una rapiña por este producto y para conseguirlo a tiempo”.
A pesar de eso, el “Gobierno nacional logró adquirir casi 6.000 ventiladores y también recibimos un importante número de donaciones, más de 300 ventiladores que se han ido instalando y eso nos dio esa capacidad para poder actuar”.
En esa carrera se tuvo la precaución de buscar marcas que tuvieran representación en el país para asegurarse un servicio completo ya que no basta con comprar los aparatos sino que se necesita el suministro constante de accesorios como mangueras y bombas de infusión, la capacitación del personal sanitario, la calibración y el mantenimiento.
“También hicimos un trabajo diplomático” que involucró a las embajadas de Colombia, dijo, y aseguró que incluso el presidente Duque pidió “a la Casa Blanca que le permitieran al importador colombiano acceder a los equipos, eso fue fundamental”.
Además de los respiradores repartidos en hospitales y clínicas de Bogotá, el Gobierno ha distribuido 4.774 por todo el país, pero a todos los lugares no se pueden enviar las cantidades deseadas por limitaciones técnicas, de personal capacitado para operarlos e incluso de capacidad de la planta física de centros sanitarios.
“Hay casos donde es mucho más práctico movilizar a las personas (enfermas), ya sea en ambulancias aéreas o terrestres, que mandar ventiladores porque la máquina en sí sola no funciona, se requiere todo el conjunto humano y técnico para operar, un ventilador mal empleado puede matar una persona”, asegura.
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RESERVA ESTRATÉGICA SANITARIA
Plata explica que en la compra de estos aparatos, bombas de infusión, monitores, camas, camillas y circuitos ventilatorios (mangueras y otros accesorios desechables que se conectan a los pacientes) el Gobierno invirtió cerca de 1,2 billones de pesos (unos 310 millones de dólares).
A eso se suman las compras de elementos de protección para el personal de la salud, como gorros, tapabocas, polainas, batas antifluidos, guantes y gafas para que no se repitieran las imágenes de los primeros días de la pandemia, de personal sanitario improvisando su protección con bolsas plásticas.
“Nos aseguramos de que en Colombia no les fuera a faltar nada y creamos una reserva estratégica nacional de elementos de protección donde compramos más de 80 millones de estos ítems para que siempre tuviéramos cómo responder ante la pandemia”, afirma Plata.
El 50 % de esos materiales se compró a proveedores nacionales y “eso ayudó a preservar más o menos 10.000 empleos” de empresas que reconvirtieron su producción de confecciones en material de protección sanitaria.
Según Plata, “es una inversión grande que hay que hacer” porque, explica, “no sabemos esto cuánto pueda durar, no sabemos qué pase en el mercado, entonces hay que tener los elementos, hay que estar preparados y pensaría que es una buena idea para Colombia mantener la reserva estratégica en el futuro, así lo hacen Estados Unidos, Australia, Suiza, Finlandia y otros países”. EFE
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