
Madrid, 20 jul (EFE).- Las palabras “brote” y “rebrote”, por un lado, y “ola” y “oleada”, por otro, se emplean a menudo de forma indistinta, pero encierran matices que conviene tener en cuenta para una redacción más exacta, señala la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia EFE.
“Brote” es un término más amplio, mientras que “rebrote” es más preciso, pues implica que ya se ha controlado y eliminado algún brote anterior. En la situación actual, es válido afirmar que vuelve a haber “brotes” en una localidad o que hay “rebrotes” o “nuevos brotes” en las últimas semanas.
En suma, allá donde es adecuado emplear “rebrote” también lo es optar por “brote”, pero si se alude a un primer brote no es apropiado utilizar “rebrote”.
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Por otra parte, en las noticias sobre los nuevos casos de Covid-19, se emplean indistintamente los sustantivos “ola” y “oleada”. En este sentido, cabe indicar que, aunque el término “oleada” es adecuado y no es preciso siquiera ponerlo entre comillas, resulta preferible optar por “ola”.
En efecto, la Real Academia Nacional de Medicina considera que en epidemiología es la voz “ola” (que puede considerarse sinónima de “fase”) la que empezó a utilizarse por su parecido con el movimiento característico de subida y bajada de las olas del mar. Con este sustantivo se hace referencia a un número creciente de personas infectadas por una enfermedad, que alcanza un máximo para, a continuación, descender más lentamente.
Puede decirse, en definitiva, que todos los países afectados han sufrido una primera ola de coronavirus y que algunos de los que se venían recuperando y habían alcanzado la llamada nueva normalidad se están enfrentando ahora a nuevos brotes y se preparan para segundas y terceras olas.
La Fundéu (www.fundeu.es), que trabaja asesorada por la Real Academia Española y cuyo principal objetivo es el buen uso del español en los medios de comunicación, cuenta con la colaboración, además, del Instituto Cervantes, la Fundación San Millán, Accenture y Prodigioso Volcán. EFE
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