Frazier Chinchilla esencialmente es un creador. Un hacedor de historias y de momentos.
Esa fuerza vital creadora es el impulso que lo conduce a través del color a generar esas obras que de por si, hablan solas.
Y hablan solas no sólo de su contexto artístico sino también, de sus elementos inherentes que les dan sentido, ritmo y armonía al ser observadas.
Este talentoso artista ha crecido vigorosamente porque le ha devuelto a través de sus obras esa memoria perdida que le da sentido a los pueblos al hacerlos volver sus ojos a las raíces, a sus propias esencias, recordandoles de donde vienen y cuál es su real identidad.
Frazier Chinchilla es dueño de este talento empírico-creativo que nace en medio de los pueblos y las gentes y termina por iluminar el camino de su propia historia, hecha cultura hecha memoria.
Este artista devenido del seno del arte popular, hoy por hoy, ha roto los moldes rígidos de la academia y los académicistas, y con su estilo y su arte está sembrando y fundando otra forma más libre y más serena de ver el arte de pintar.
Hablar del maestro Frazier Chinchilla, es hablar de música y canto, de alegría y carcajada repleta de dientes, pero también, de color, de sueños y trascendencias que bien podrían resumirse en esa nueva propuesta pictórica nacida y planteada por él, como ARTEFONIA.
ARTEFONIA que consiste en hacer y pintar canciones de colores. Pintar cantando no solo es algo único sino digno de ser admirado a través de los ojos del corazón.
Frazier Chinchilla tal vez sin darse cuenta, es el fundador de un estilo artístico único que no nació en los claustros de una universidad sino en el fondo de los sentimientos despiertos que viven y anidan en cada artista empírico, que como él, pueden llegar a ser escuela en cualquier momento cuando despierten sus talentos dormidos.
Carlos Flórez.
Cátedratico y Escritor Laboyano.
Los hombres que quieren y saben de los dones recibidos los ponen a la luz, para que sus congéneres recuerden de donde venimos y a donde llegaremos. Felicitaciones!