
20/02/2021 – Lina Gil.
Cesaron las horribles noches, más de 50 años de guerra llegaron a su fin con la terminación del conflicto armado que se plasmó en más de 360 paginas de un libro denominado ‘Acuerdos de Paz’, pero ¿qué es la paz?
Jaime Garzón tenia razón al decir que el deporte nacional de Colombia es el olvido, en medio siglo de conflicto fueron asesinadas 260.000 personas, de las cuales 208.000 eran civiles. Se creía que las muertes pararían y que la paz estaba por llegar, pero nunca llegó y desde la firma del acuerdo han sido asesinadas más de 830 personas, la mayoría son lideres sociales.
Colombia es una historia de guerras, esto ha generado la estructuración de más de 40 grupos armados ilegales. Actualmente quedan más de 19 que siguen en acción combativa y que se financian del infame negocio del narcotráfico, más de mil toneladas de coca se exportan por año de manera ilegal.
Al gobierno colombiano se le ha salido de las manos el control de cultivos ilícitos, un millón ochocientas hectáreas han sido fumigadas con glifosato, una medida que no cumple en su totalidad el objetivo de destruir los sembradíos de coca, pero si afecta la salud de miles de campesinos y de las tierras que trabajan.
Este nefasto negocio a parte de contaminar nuestro aire y nuestras tierras, también destruye diferentes escenarios sociales, generando desplazamientos forzados de las personas que habitan en estos territorios y después de la firma del acuerdo de paz 8.223 personas han sido desplazadas.
Por otra parte, estas problemáticas no tendrán solución mientras los gobernantes sigan navegando en el rio de la corrupción, pues desde 1991 hasta el 2017 se han presentado más de 15.000 sentencias por corrupción contra funcionarios públicos, generando un desfalco de casi 50 billones de pesos por año en el presupuesto nacional.
Pero no podemos generar expectativas en un gobierno que prefiere invertir más en la guerra que en la educación, pues han sido destinados más de 62 billones del presupuesto nacional para las fuerzas militares, mientras que para el sector educativo solo 42 billones, estos no se invierten de manera adecuada en las instituciones o se pierden en cuentas de Netflix y fiestas millonarias, mientras que las protestas continúan sin ser escuchadas.
Por eso no podemos hablar de paz cuando es generada por medio de una firma en un papel. La paz se construye de adentro hacia afuera generando derechos en la población, no podemos hablar de paz sin hablar antes de justicia social, solo así se puede garantizar una paz estable, duradera y con garantía de no repetición.