¿El ser humano es lo que piensa y lo que come?

Por Germán Díaz Sossa

Enriquezca su mente con pensamientos positivos de paz, valor, salud y esperanza. Dicen que el ser humano es lo que piensa y lo que come. Yo no sé si será lo que come. ¿Pero cómo puede ser distinto de lo que piensa?

Hay que tener mucho cuidado con lo que pensamos. A veces la mente se vuelve como loca. De hecho, muchas personas se refieren a la mente como “la loca de la casa”.

Un psicólogo amigo mío, Hugo Plazas, dice que si nosotros no manejamos las emociones, las emociones nos manejarán a nosotros como se les dé la gana. Nos convertirán como un corcho en remolino.

Y si es necesario pedir ayuda profesional, para ordenar la mente, domarla, aquietarla, pues se pide y se paga. Igual que cuando uno siente que le duele algo. Pues busca un médico. Y si se le daña un zapato, busca un zapatero. Y si se le daña el carro, pues busca un mecánico. Hay que buscar ayuda y tratar de conservar la salud mental, tanto como buscamos conservar y mejorar la salud física.

No trate de vengarse de sus enemigos. Y sobre todo, no los odie. Odiar a otra persona es como tomarse un veneno con la esperanza de que le duela la barriga al otro. Hay que perdonar, sea cual sea la ofensa. El odio no daña más que a nuestro propio corazón. Y a nuestro estómago.

Ahora bien: Hay que saber qué es perdonar y qué no es perdonar.  Por ejemplo, si a usted un sujeto le robó diez millones de pesos, pues dígale: “Sabe qué: Yo lo perdono de corazón. De ahora en adelante entiéndase con mi abogado” Y dele el cheque o la letra a un abogado de una casa de cobranzas. Ojalá de esas que llaman, incluso, sábados, domingos, festivos y jueves o viernes santo. O esas que llaman cuando uno está en el baño.

Espere ingratitud. Mi admirado maestro Dale Carnegie recomendaba esperar ingratitud. De tal manera que si le dan gratitud, pues bienvenida sea, ya que usted no la esperaba. Pero no haga las cosas buenas por impresionar a los demás, sino por impresionarse a usted mismo.

Cuente sus bienes, las cosas buenas que le pasan, no sus problemas. Hay gente que chilla más que un camionado de pollitos. Por ejemplo, cuando usted le dice a la gente que está mal, el 50% se alegra y al 50% restante no le importa. Alguien decía que “si necesitas una mano que te ayude, búscala al final de tu propio antebrazo”.

No pida ayuda para lo que pueda hacer solo o sola.

Procure sacar provecho de sus contratiempos. Hay que sacar todo lo bueno de todo lo bueno, y todo lo bueno de todo lo malo. El ser humano crece del éxito, pero también crece de la adversidad, si la entiende, la sabe aprovechar y ACTÚA.  

Dé felicidad a los demás. Hay quienes dicen que uno no puede dar de lo que no tiene. Y yo no creo en esa reflexión o en esa creencia. Por ejemplo, usted puede estar triste, pero le puede dar un mensaje de ánimo a alguien que se le acerca y le muestra con actitudes o palabras que necesita ese mensaje de aliento, ese consejo o ese abrazo. Usted puede estar triste, pero le puede dar un mensaje de alegría a una persona que lo necesita. Por supuesto, es mejor dar de lo que uno tiene de sobra. Pero queda demostrado que, algunas veces, podemos dar de lo que no tenemos, por lo menos en forma momentánea.

Hay maneras de superar la preocupación que no sirve para nada y que enferma. Por ejemplo, rece. Tenga fe. Trabaje en forma intensa. Vea películas cómicas. Acérquese a los amigos. Trabaje en cosas que le mantengan ocupada la mente, para alejarla de ese problema que crece y crece, cuando usted no hace nada, sino apenas rumiarlo y rumiarlo, cual vaca de potrero en la vía Bogotá-Tunja.  

Me despido con esta enseñanza de mi seminario taller Así se habla en público: Hable de lo que sepa y con entusiasmo. El entusiasmo entusiasma.

conferencistagermandiaz@hotmail.com

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