Alejandro Prieto, Montevideo, 6 ago (EFE).- Un lapidario editorial periodístico y dos rivales políticos, no hacía falta más para que una acalorada discusión pasara de las páginas de un diario al terreno del duelo, una costumbre que, en medio de un escándalo nacional, fue avalada por ley en el Uruguay de 1920.
Probablemente sea bastante difícil para muchos en pleno 2020 entender por qué dos políticos estarían dispuestos a arriesgar sus vidas para preservar su reputación o defender sus ideas enfrentándose en un combate armado.
Un siglo atrás la realidad era otra, al punto de que el 6 de agosto de 1920 el Poder Ejecutivo de Uruguay aprobaba, tan solo 48 horas después de su discusión y sanción en la Cámara de Representantes, una ley que regulaba y hacía legal la práctica del duelo.
EL HONOR ANTE TODO
Según explica en diálogo con Efe el escritor y periodista Diego Fischer, hasta 1920 batirse a duelo en Uruguay estaba prohibido expresamente por el Código Penal.
Pese a ello, era una práctica frecuente que, según el escritor, se daba entre los siglos XIX y XX también en Argentina y posiblemente en otros países de la región cuando una fuerte acusación pública hería el honor de uno de los dos rivales.
En términos prácticos, para el duelo los contrincantes debían contar con “padrinos”, organizadores y testigos del encuentro, y el ofendido debía elegir las armas, que podían ser espadas, sables o pistolas.
En ese sentido, según Fischer, lo que la ley de 1920 hizo fue regular una práctica que, si bien era ilegal, ya se producía en el país rioplatense.
De todas formas, la aprobación de la norma por parte del Parlamento y el Ejecutivo “a la velocidad del viento” en agosto de 1920 no se explica sin tener en cuenta las sonadas consecuencias de un duelo sucedido en abril de ese mismo año entre dos figuras políticas destacadas.
GUERRAS DE TINTA QUE ACABAN EN TRAGEDIA
El viernes 2 de abril de 1920 no pasó desapercibido en la historia uruguaya, ya que ese día se dio el duelo que le costó la vida al diputado del Partido Nacional (PN) y fundador del diario El País, Washington Beltrán (1885-1920).
Como explica el autor de “Qué Tupé”, libro que indaga sobre el suceso, fue un editorial con ese nombre publicado por Beltrán en El País el que motivó que el expresidente uruguayo por el Partido Colorado José Batlle y Ordóñez (1856-1929) lo desafiara a un duelo.
Para el autor, está en la histórica rivalidad entre ambos partidos, que se enfrentaron en armas por última vez durante la guerra civil de 1904, la clave de que, ya entrado el siglo XX, persistiera el combate.
“A partir de 1904, el enfrentamiento que hasta entonces había sido en el campo de batalla y a través de las armas entre colorados y blancos (del PN) cambia y pasa a ser permanente pero a través de los diarios”, sostiene Fischer.
Es así que el diario El Día, fundado por Batlle, mantiene con El País, de filas nacionalistas, un enfrentamiento constante mediante artículos “durísimos”.
En “Qué Tupé”, Beltrán arremete contra el dos veces presidente (1903-1907 y 1911-1915) con calificativos como el de “campeón del fraude” para defender al PN.
Como consecuencia, una vez retado, el diputado se bate duelo con el líder colorado.
“Batlle era un experto tirador y Beltrán no había manejado nunca un arma de fuego, sí era un diestro esgrimista pero como Batlle era el ofendido él eligió las armas”, indica Fischer.
Como detallan en un artículo de 2011 los médicos Guido Berro y Antonio Turnes, que hicieron una autopsia histórica con informes del caso, Beltrán murió por una herida de bala en el tórax que impactó en la arteria aorta cuando estaba de perfil, con “indudable puntería” de Batlle.
Este suceso, detalla Fischer, causó “enorme conmoción” porque los lances solían ser “a primera sangre” y la última muerte en duelo había ocurrido en 1889; entonces la Justicia, ante la notoriedad del caso, arrestó a Batlle.
Con un proceso judicial en curso, el expresidente, que aspiraba a ser elegido para un cargo en el Ejecutivo, solo podía salvarse si el duelo era reconocido como legal, lo que con la ley aprobada en agosto, antes de cerrarse el plazo de candidatura, finalmente ocurrió.
Fischer reconoce así que la ley, que disponía un tribunal de honor con pautas para cada duelo y había sido descartada como proyecto por el Parlamento un año antes, fue “una amnistía encubierta” para Batlle.
DUELISTAS MODERNOS
Los duelos entre políticos siguieron estando presentes en Uruguay al punto de que figuras como las de los expresidentes Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000) y Jorge Batlle (2000-2005) y el fundador del Frente Amplio (izquierda) Líber Seregni se batieron a duelo.
Si bien esto se dio en la década de 1960, la ley de duelo no fue derogada hasta 1992, cuando, según un informe de la Cámara de Senadores, se consideró su eliminación como “ampliamente justificada” por el carácter “anacrónico” y “extraño a las pautas de convivencia vigentes” del duelo.
Pese a ello, tanto Sanguinetti como los expresidentes José Mujica (2010-2015) y Luis Alberto Lacalle (1990-1995) expresaron públicamente lamentar la derogación de la ley.
“Cualquier mequetrefe dice cualquier cosa y la Ley de Prensa lo ampara, el otro, que es legislador, tiene fueros de legislador, entonces, ¿qué hacer?”, expresó Mujica en una entrevista de 2017 en la que afirmó que por su edad no podía agarrar la espada pero sí batirse “a tiros”. EFE
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