Por Myriam Manosalva | 15/05/2021.
La aurora es un fenómeno natural que se puede observar cerca de los polos norte y sur. Cuando es observada en el norte se le denomina aurora boreal y cuando es observada en el sur se le llama aurora austral. Estas luces sobre el cielo nocturno son causadas por la actividad en la superficie del Sol: las tormentas solares producen enormes nubes de partículas cargadas eléctricamente, algunas de estas partículas son atraídas por el campo magnético de la Tierra hacia los polos norte y sur del planeta.
De esta manera, la aurora boreal se traduce como un espectáculo formado por átomos y moléculas que chocan con partículas del Sol en nuestra atmósfera. Las figuras onduladas características de la aurora y las ‘cortinas’ de luz son causadas por las líneas de fuerza en el campo magnético del planeta. Los gases, al recibir la alta temperatura del Sol, emiten diferentes colores.
Los diversos tipos de aurora boreal observados hasta el momento han llamado la atención por sus colores y formas únicas, algunas verdes, rosadas y moradas, en forma de espiral, arcos y aros. Sin embargo, aunque la física que genera a las auroras y su relación con los estallidos en la superficie del Sol se identificaron desde hace aproximadamente seis décadas, siguen surgiendo nuevos descubrimientos sobre este fenómeno óptico atmosférico.
Recientemente, un equipo de físicos de la Universidad de Iowa (EE. UU.) halló un nuevo tipo de aurora. Esta aparece cuando la aurora difusa (un pequeño resplandor causado por las auroras tradicionales) se oscurece y reaparece formando un gran esplendor en el cielo nocturno. En marzo de 2002, el físico David Knudsen notó algo extraordinario mientras observaba las auroras en el norte de Canadá. Dos décadas después, el vídeo que este capturó de lo que observó ha sido estudiado. Los científicos no han identificado aún qué causó esta aurora tan particular, a la que han bautizado como ‘borradores aurorales difusos’.