Por: Laila Libbos
El padre Adrían, a pesar de su corta edad, es una persona responsable, durante los años que lleva ejerciendo la vocación sacerdotal ha demostrado su entrega incondicional a su oficio.
Lo considero un amigo, un buen consejero, una persona muy valiosa, un ser muy positivo, correcto, servicial, de muchos valores, es de empuje, nada lo detiene cuando de sus propósitos se trata, una persona muy dedicada.
Un sacerdote que hace lo que está a su alcance y se sacrifica por beneficiar a su comunidad y por el bienestar de los más necesitados. Realiza su labor con gran vocación, esto lo convierte en una persona íntegra, leal, y entregada a su casa, la Cofradía Sacerdotal.
Con estas cortas pero muy sinceras letras, quiero manifestarle mi gran admiración, aprecio y de paso, rendirle un merecido homenaje.