Por Camila Calderón Rojas | 25/09/2021.
Juliet Haykal Libbos es una joven colombiana de ascendencia libanesa, que durante los últimos años emigró a Irlanda con el objetivo principal de realizar sus estudios de posgrado.
En esta entrevista, ella nos comparte varios aspectos, historias y pormenores de su experiencia como estudiante y como residente extranjero en el país. También nos brinda datos de valor histórico, que podrían sugerir que las poblaciones latinoamericanas e irlandesas tienen más nexos en común de lo que muchos suponemos.
De las primeras cosas que nos comenta Juliet, es que en Irlanda existe una oferta importante de becas y ayudas financieras para estudiar programas de posgrado. Incluso, puede considerarse un punto a favor de ser un aspirante procedente de un país en vía de desarrollo.
Además, “Si sacas buenas notas, puedes acceder a un descuento en la matricula del 25%. Los costos de una maestría oscilan entre los 12.000 y 18.000 euros”, nos dice. A cambio de estos beneficios, lo único que es solicitado al estudiante para “compensar” las ayudas recibidas, es la promoción de los programas de educación: “te piden que hagas unos 4 videos hablando de tu experiencia y de lo bonito que tiene el país para atraer a más personas”.
El país de San Patricio esta ávido y necesitado de mano de obra laboral, pues Juliet nos cuenta que muchos de sus habitantes naturales se han acostumbrado a vivir de los subsidios y no están muy dispuestos a realizar cierto tipo de labores:
“Te dan muchas facilidades para que estudies y te quedes a trabajar en el país. Sin embargo, para quienes desean esperar por la nacionalidad el camino puede ser largo y lleno de obstáculos burocráticos.”
En Irlanda, las universidades no solo están ocupadas en atraer estudiantes, sino en facilitar su integración: “En mi universidad había un departamento liderado por una irlandesa amante de la cultura latina, cuyo trabajo era promover reuniones y espacios entre los estudiantes latinos para que nos conociéramos y apoyáramos mutuamente”.
La generosidad irlandesa no termina en el aspecto académico, pues Juliet nos cuenta que, como regla general, las personas allí son amables y siempre dispuestas a ayudar: “salen de su espacio para ayudarte, si es necesario te acompañan hasta el lugar que buscas y puedes confiar en ellos porque sabes que lo hacen con buena intención”.
Para ella, es posible que esto se deba a que históricamente Irlanda es un país de inmigrantes “hace unos años tuvieron una crisis económica muy fuerte que obligó a muchos a salir, especialmente a las personas de más edad”.
Sobre el aspecto cultural, nos habló sobre el consumo de alcohol en Irlanda: “Es costumbre que bebas frecuentemente, por ejemplo, si vas a comer algo, bebes. La forma de vida está ligada al alcohol”.
Agrega que, “Durante los cierres de la pandemia, podías comprar alcohol en el supermercado, pero no unas medias, por ejemplo”.
Gastronómica y generalmente, los irlandeses son personas abiertas a otras culturas “En una plaza de mercado cerca de donde yo vivo puedes encontrar elementos de comida colombiana, mexicana o libanesa”.
Sin embargo, ella nos comenta que un elemento central de la cocina irlandesa es la papa, “Todos sus platos tienen papa, aman la papa. De hecho, cuando un hongo atacó las cosechas de papa se provocó una gran hambruna, y aun así no dejaban de consumirla”.
Cabe resaltar que “Uno de mis platos irlandeses favoritos es un estofado de carne con salsa Guinness y papas, es lo más parecido a un sancocho”. Ella nos aclara que los platos de la isla están muy influenciados por los productos marinos: “Hay un plato llamado seafood chowder, que es como una cazuela blanca”.
Es muy llamativo conocer que existe un interés que demuestran los irlandeses por resaltar nuestros lazos y relaciones, Juliet nos cuenta:
“Hace unos años tuvimos una exposición llamada irlandeses en Latinoamérica, en la que nos socializaron hechos sobre algunos personajes históricos vinculados a Latinoamérica. Por ejemplo, ¿Sabías que un hombre llamado Daniel O’Leary fue un irlandés considerado la mano derecha de Simón Bolívar? Él no solo ayudó a Bolívar en la campaña libertadora, sino que se quedó a vivir en Colombia y se casó con una colombiana. Incluso llegó a enviar esmeraldas de Colombia a Irlanda, y en la universidad tienen esmeraldas de Muzo enviadas por él, cómo celebración de la independencia”.
A dicha exposición asistió incluso Michael Higgins, el presidente de Irlanda, quién aprovechó la oportunidad para compartir a los asistentes las anécdotas de su visita a Cali. “Comienzas a notar su nivel de apreciación de otras culturas como la nuestra”.
Y es que los paralelos entre colombianos e irlandeses no termina en meros datos históricos de la independencia, Juliet nos cuenta que Irlanda es un país que también sufrió recientemente la dureza y el dolor de la guerra civil:
“Recordemos que el grupo IRA fue responsable de entrenar a varios miembros de las FARC para la guerra en Colombia. De hecho, para la elaboración del tratado de paz en nuestro país, prácticamente copiaron los aspectos del tratado de paz de Irlanda y este es uno de los motivos por los que nuestro acuerdo fracasó”.
Justamente, el trabajo de maestría de Juliet se basó en estudiar y analizar el tratado de paz colombiano (incluso antes de que este fuera firmado), sus problemas y las razones por las que el “no” se impuso en el plebiscito de 2016.
Como resultado de su investigación, encontró que existían serios problemas de aplicabilidad para el contexto colombiano:
“La guerrilla en Irlanda fue una guerrilla predominantemente urbana e ideológico-religiosa, mientras que en Colombia la guerrilla es rural y las motivaciones de la misma están sustentadas en otras razones totalmente diferentes. Aunque en ambos casos hay contextos de inequidad, los niveles de inequidad no son comparables. Además, ya existían antecedentes en medio oriente que nos enseñaron que la adopción de estructuras de tratados desarrollados para otros problemas y contextos desemboca en los fracasos de los mismos”.
Es posible que gracias a las perspectivas y enseñanzas que nos compartió Juliet, algunos de nosotros podamos no solamente aprender, sino también adquirir ese gusto, respeto y cariño por las personas de otras sociedades y culturas, que tanto se expresa y se busca día a día en el pueblo irlandés.