Bruselas, 27 ago (EFE).- Pese a que ninguno de ellos coincidió en vida, juntar alrededor de una botella de vino a los tres grandes artistas flamencos de la historia, Jan van Eyck, Pieter Bruegel y Peter Paul Rubens es uno de los grandes atractivos de la exposición “Conoce a los maestros”, inaugurada este jueves en Bruselas.
Pese a no contar con ningún original de los artistas, el potencial de la muestra reside en su capacidad técnica: a través de la tecnología se recrea una selección de las mejores obras de cada uno de ellos, hilando datos biográficos con hitos históricos y políticos.
“Aquí no se verán las pinturas, para ello tendrán que ir al museo. Lo que se ve aquí es una experiencia de 360 grados: imágenes muy buenas, de alta resolución. Es lo mejor que se puede hacer con las técnicas actuales”, resume la responsable de sala de la exposición en el palacio de la Dinastía, Linda Terfs.
A su juicio, la combinación de las decenas de proyecciones que se pueden contemplar en la exposición deben ser combinadas con una visita a los museos en los que se encuentran los originales, ya sea en Brujas, Amberes o Bruselas.
“Es una experiencia diferente a situarse delante de las pinturas”, añade.
La muestra se enhebra a través de un audioguía que, situándose entre el anecdotario biográfico y el estilo desenfadado, recorre los talleres de los tres grandes maestros, charlando con ellos y aportando claves sobre su estilo y técnicas.
En el caso de Jan van Eyck (1390-1441), la narración destaca su talento para “el detalle”, sea del material que sea, y sus juegos con la luz y el color.
El artista, nacido en la localidad belga de Maseeik, fue uno de los primeros en firmar sus obras, de las que hoy apenas sobreviven una veintena de piezas.
Junto a su firma, en algunas de estas obras se puede leer una inscripción que se acabaría convirtiendo en su sello personal: “ALS IXH XAN” o, en su equivalente en español moderno, “Con lo mejor de mi capacidad”.
FIGURAS Y CAMBIO DE ROLES
En el caso de Pieter Bruegel (1526-1569), la muestra se detiene en la distribución de sus lienzos, con varias constantes como la presencia de personas que, situadas de espaldas, orientan al espectador de sus obras hacia las zonas críticas del cuadro.
El artista, explica Terfs, muestra en sus pinturas “la gente más normal, los pobres, los niños”, que unido a sus temáticas más sociales conforman un estilo “muy cercano al corazón” de las personas que contemplan su obra.
También destacó el artista a la hora de introducir temáticas poco habituales en la época, como adultos inmersos en juegos infantiles o cambios en los roles de género que se pueden observar en varios cuadros.
Peter Paul Rubens (1577-1640), finalmente, representa uno de los primeros grandes empresarios del arte, con un taller recreado en la exposición con numerosos colaboradores y empleados, necesarios para responder a la enorme demanda con la que contaba.
Su marcada influencia por los maestros italianos, en especial Caravaggio, forman un estilo dominado por las luces y la intensidad, el “drama, la sensualidad y la pasión”, según explica el actor que le da voz al artista.
“Para mí, la pintura tiene que estar viva”, añade el ficticio Rubens para explicar su obra.
La sala final de la exposición, que estará abierta al público hasta el 31 de octubre, cuenta con proyecciones en el suelo y las cuatro paredes, creando una narración inmersiva en la que los tres artistas departen durante 15 minutos sobre sus vidas y sus obras.
Todo ello, con un fondo dominado por sus pinturas, que se muestran en movimiento y se entrelazan gracias al trabajo técnico de la productora, CREATE.eu, antes de que los tres artistas echen el telón para abrir otra botella de vino. EFE
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