
Cynthia de Benito, Lisboa, 18 ago (EFE).- Una copa de Champions gigante en mitad de una plaza vacía. Es el nuevo epicentro de selfies de Lisboa, que encara la recta final de la Liga de Campeones con una tremenda escasez de aficionados por coronavirus, pero con numerosos turistas dispuestos a aprovechar la inesperada atracción extra.
Leipzig y PSG abren hoy la carrera de semifinales, que completan mañana miércoles Lyon y Bayern, y en el céntrico barrio de Chiado, lugar de deleite de turistas por sus numerosos cafés y por aglutinar las pocas calles planas de la ciudad, hay aún quien se topa de forma despistada con las banderas de la Champions.
«Acabamos de dejar el coche, de verdad. Estamos viajando por Portugal y como está el día nublado hemos decidido venir a Lisboa y nos encontramos esto», cuenta a EFE Miquel, recién llegado a la capital con su pareja, Saro.
Ambos pasan un rato entre risas, intentando lograr un selfi que, con la adecuada perspectiva, permita hacer ver que Miquel consigue agarrar una de las asas de la copa. La nueva Pisa, en la plaza Rossio de Lisboa.
«¡Pon que somos de la Real Sociedad!», dicen, antes de adentrarse en el centro.
La plaza es una sucesión de autorretratos con los carteles de fondo y también de posicionamiento de cámaras de televisión para hacer sus conexiones en directo; también de vendedores ambulantes: gafas de sol, banderas de Champions o bufandas de los cuatro que se juegan el pase a la final.
Después de casi una semana de competición los portugueses ni siquiera les miran ya, por muy profesionales que sean los intentos de los que sí saben a lo que vienen.
«Aprovechamos para venir porque está la final de Champions», explica a EFE Alveiro Vélez, colombiano residente en España que no se lo ha pensado dos veces. Posa para el teléfono de su novia luciendo la camiseta de Atlético Nacional de Medellín, y tiene un claro favorito que confiesa entre carcajadas: el PSG.
Al final, se quedarán hasta el jueves, sin lugar para el desenlace, pero a tiempo de ver las dos semifinales y saber si su preferido lo consigue. Aunque no tienen claro dónde lo verán.
Con el coronavirus, la ciudad de Lisboa mantiene algunas restricciones horarias en establecimientos, y la opción más segura son restaurantes que ofrecen pantalla en la calle y mesas con distancia. No hay demasiados, pero la «Tasca del Elevador», junto al célebre ascensor de Santa Justa, es uno de ellos.
«A partir de las 19 empieza a haber personas para ver el partido», comenta a EFE Andrele, una de las trabajadoras del local, que ha dispuesto en una estrecha calle una veintena de mesas, con numerosas banderas de los equipos que llegaron a la final a ocho de Lisboa y una amplia pantalla.
Sobre todo se ven españoles y franceses, cuenta, y aunque está resultando un alivio en términos de facturación en el año de la Covid, está lejos de ser lo esperado para una Champions. O para un agosto normal.
«Estamos en un 50 % comparado con otros años», resume. Entre cliente y cliente, acaba por confesar, parte de su jornada se va esta semana en dar entrevistas. Ya lleva cuatro. EFE
cdb/mar/og