
21/02/2021 – Karen Hernández.
Todo comienza hace 7 años, la historia de una pareja enamorada, madura, sin restricciones ni ataduras. Andrea está convencida de que este hombre, Wilmar, es el amor de su vida.
Andrea Barriga de 39 años de edad, se enfrenta diariamente a los abusos por parte de su marido, un hombre grande y robusto con el que tiene un hijo y un hijastro de 7 y 11 años. Ambos se conocieron en su ex lugar de trabajo y lo que parecería ser una relación sana, se ha convertido en la peor pesadilla para los dos integrantes de esta relación.
– “Tengo miedo, me tiene amenazada, no sé qué hacer”. Andrea ha sido una mujer trabajadora, responsable e independiente toda su vida, ha sufrido de maltratos físicos y psicológicos por parte de su familia y parejas sentimentales. Conoció hace 7 años a Wilmar Alvis, su actual pareja. Al principio, – relata Andrea-, todo era bonito, como en una relación normal, para después comenzar con los malos tratos y las humillaciones.
Los golpes han sido continuos, dolorosos, sangrantes, de esos que dejan marca en la piel y de por vida en el corazón. El hijo mayor de Andrea: Kevin de 25 años, no sabe nada al respecto; le da miedo que su hijo pueda arremeter contra su marido de manera tan violenta que pueda acabar con su vida y resultar en una cárcel, tiene miedo de que su marido le gane en fuerza a su hijo y terminen los dos muertos o gravemente heridos.
La búsqueda de ayuda en la Fiscalía, Bienestar familiar y grupos de apoyo para mujeres; no ha tenido resultados, Andrea y Wilmar siguen viviendo juntos, ella con miedo a decir algo y él gozando de su libertad y de los múltiples abusos que comete contra ella.
El encierro en la Pandemia ha sido un detonante para que el maltrato por parte del abusador en esta relación se intensifique, que pase desapercibido ante los vecinos del conjunto y nadie sospeche. Wilmar parece un tipo amable y trabajador, pero dentro de su casa no es más que otro abusador, misógino y maltratador.
Andrea ha permanecido en silencio por 7 años de su vida, cada día y cada año con miedo de saber si este será el último para ella o sus hijos, es otra mujer que se esconde en un barrio de esta gran ciudad y que vive día a día con su abusador. Ojalá la historia de Andrea, así como la de las otras mujeres que viven en este tipo de situaciones en el país, pudieran escapar de su martirio ilesas y con un final feliz.