Hernán Bahos Ruiz. Redacción Deportes, 12 jun (EFE).- Ese peloteo constante que se mezcla con el abanicar de raquetas y los gemidos agónicos son como una música lejana que añora desde su casa la décima tenista del mundo en silla de ruedas y número uno de América, la colombiana María Angélica Bernal.
Ochenta y cuatro días de encierro continuo no la han llevado a la angustia o la desesperación, aseguró en una videoentrevista con Efe, aunque admitió que difícil le ha resultado mitigar el deseo que por días siente de salir a jugar en una cancha.
“Sigo trabajando con mi psicólogo, pero no en cuanto al encierro, la angustia o la desesperación, que en mi caso no he tenido, salvo el deseo que me da de querer salir a jugar, de sentir la pelota porque me gusta y es mi pasión. Soy muy consciente de la situación, que hay que cuidarnos”, dijo la ganadora de las medallas de oro, y plata en parejas, en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019.
El trabajo psicológico, aclaró, está enfocado fortalecer la mentalidad y la concentración para “cuando vengan los partidos” que volverán a encaminar su máximo sueño: “ser la número uno del mundo”.
Y mientras llega el día, esta bogotana de 25 años que practica el tenis hace 14, pero que ya se probó en el voleibol, el patinaje y el baloncesto, no para de trabajar para fortalecer otros aspectos.
“En esto momento no puedo trabajar en una cancha de tenis ni mejorar mi técnica y mi juego, pero estoy haciendo otras cosas para hacerlo. Esa es la motivación que me levanta todos los días”, manifestó.
“Nunca desfallecer” y “seguir trabajando por los sueños” son como mantras que ha recitado durante su vida María Angélica, quien nació con focomelia, una malformación consistente en la ausencia de elementos óseos y musculares en las extremidades, en su caso en la derecha.
La pandemia y el confinamiento obligatorio los ha encarado como un aprendizaje.
“Tenemos que buscar opciones diferentes dentro de casa, pero seguir trabajando por los sueños, todos los tenemos. Debemos trabajar todos los días por ellos. Levantarnos y buscar cumplirlos. En mi caso, ser la número uno del mundo”, subrayó Bernal, discípula de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos en la Universidad Militar.
A pesar de la crisis mundial, insistió en que los objetivos y la motivación siguen igual.
“Lo único fue que se alargó el tiempo, pero hay que verlo desde la parte positiva: tenemos más tiempo para prepararnos”, enfatizó la tenista cuyos objetivos este año, antes de aparecer la amenaza del nuevo coronavirus, eran ganar al menos dos puestos en el escalafón para disputar torneos de Grand Slam y pasar a segunda ronda en los Paralímpicos, pues en las dos ediciones pasadas cayó en la primera.
“En tenis en silla de ruedas igual existen los Grand Slams, que solo juegan los mejores ocho del mundo. Mi meta más grande este año era jugar para alcanzar a quedar en ese grupo, ya que estoy a dos posiciones”, relata.
“En los Juegos de Tokio la idea es tener un buen desempeño, pues ganar una medalla lo veo muy difícil porque el nivel de las tres mejores del mundo es un poco más alto frente a las que completamos las mejores diez del ránking”, explicó.
La colombiana, ganadora del torneo francés Le Petit As en 2011 y 2012, es consciente de que no puede dar tregua porque sus rivales tampoco la dan.
“Estoy en comunicación con compañeras de Chile, Argentina y España y sé que no hemos parado de entrenar. Nuestra forma física está muchísimo mejor porque nos hemos enfocado en ese aspecto y así estamos más fuertes y resistentes”, aseguró.
A su juicio, el nivel técnico de los torneos no se verá afectado por la prolongada para.
“Lo que falta es el ‘timig’ en la cancha, pero retomarlo no demora más de tres semanas porque ya tenemos la habilidad, llevamos muchos años jugando tenis a nivel profesional y entonces no creo que se vea muy afectado el nivel. Si nos dicen que mañana comenzamos un torneo, se vería muy afectado, pero teniendo al menos un mes de trabajo en canchas estaríamos muy preparados”, dijo.
Tampoco cree que la nueva era del tenis adaptado resulte muy diferente por causa de los riesgos de la pandemia.
“El tenis es uno de los deportes que más fácil pueden volver ya que no hay mucho contacto. El público en partidos en sillas de ruedas no es tanto como el que asiste a partidos convencionales”, recordó.
“El tenis se juega en una cancha muy grande en la que solo hay tres personas como máximo, entonces no va a haber contacto o cercanía”, puntualizó. EFE
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