Londres, 21 jul (EFE).- Alrededor de 3.500 vidas podrían perderse en los próximos cinco años en Inglaterra debido a los retrasos en los diagnósticos sobre los cuatro principales tipos de cáncer (mama, colorrectal, esófago y pulmón) provocados por la pandemia, según un estudio difundido este martes por The Lancet.
La investigación realizada por expertos de los centros London School Of Hygiene & Tropical Medicine, el King’s College y el Guy’s And St Thomas’ NHS Foundation Trust, pone de relieve la necesidad de aplicar políticas para intervenir urgentemente en la gestión de los retrasos en los servicios rutinarios de diagnóstico de pacientes y a fin de reducir los diagnósticos de cáncer por la pandemia.
Los autores instan al gobierno a enviar mensajes que pongan en perspectiva el riesgo de enfermedades graves como la COVID-19 frente a los de no buscar un tratamiento para los síntomas del cáncer.
También quieren informaciones basadas en evidencias para ayudar a los sanitarios a gestionar los riesgos que afrontan los enfermos de cáncer y que se aumente la capacidad para emitir diagnósticos de rutina y de urgencia.
“Nuestros hallazgos demuestran el impacto de la respuesta nacional a la COVID-19, que podría recortar las vidas de miles de personas con cáncer en Inglaterra en los próximos cinco años”, apuntó Ajay Aggarwal, de la London School Of Hygiene & Tropical Medicine en el Reino Unido.
El estudio revela que durante el confinamiento en el Reino Unido, se suspendieron los test para detectar cáncer y las derivaciones rutinarias a especialistas (mediante las que entre el 30 y 40 % de pacientes son diagnosticados).
La única ruta para diagnosticar casos de esa enfermedad fue mediante citas con médicos de familia o en unidades hospitalarias de urgencia.
Con las medidas de distanciamiento social introducidas el pasado 16 de marzo, las derivaciones de urgencia cayeron en un 80 %.
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Como se espera que algunas de estas medidas de distanciamiento introducidas el pasado 16 de marzo continuarán en vigor, el estudio prevé que es probable que esto conlleve un mayor impacto negativo en las vidas de pacientes de cáncer.
En su análisis, los expertos consideraron que los retrasos en los diagnósticos de la enfermedad y los cambios en la manera en que las personas buscaron tratarse podría resultar, de aquí a cinco años, en incrementos de entre el 8 y el 10 % de fallecimientos por cáncer de mama, el equivalente a entre 281 y 344 de muertes adicionales antes de 2025.
También resultaría, según este modelo, en un aumento de entre el 15 y 17 % de decesos por cáncer colorrectal, entre 1.445 y 1.563 de muertes adicionales antes de 2025.
Los retrasos aumentarían además las muertes por cáncer de pulmón en un 5 % -entre 1.235 y 1.372 de muertes adicionales- y un 6 % -entre 330 y 342- las muertes por cáncer de esófago.
Los autores advierten de la probabilidad de que el número de muertes “evitables” sea mucho mayor pues solo se centran en cuatro tipos de cáncer y en retrasos en diagnósticos, y no reparan en tratamientos para cáncer cancelados de aquellos enfermos que ya habían sido diagnosticados.
En otro estudio separado publicado al mismo tiempo en The Lancet, los expertos encuentran que en muchos tipos de cáncer, los retrasos en el tratamiento de entre 2 y 6 meses llevarán a una sustancial proporción de pacientes que sufrían un tumor en fase temprana que pasarán de tener una enfermedad “curable” a “incurable”. EFE
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