Fuente: Radio Nacional de Colombia
El periodismo en Colombia ha sido herido de diversas formas durante el conflicto armado, lesiones que aún perduran y se encarnan en las y los periodistas que aún ahora sufren a diario la persecución.
El periodismo en Colombia ha sido herido de diversas formas durante el conflicto armado, lesiones que aún perduran y se encarnan en las y los periodistas que aún ahora sufren a diario la persecución de actores armados, ya sea ilegales o legales. Su objetivo es siempre el mismo: acallar las voces de estos valientes periodistas que dedican sus vidas a informar con veracidad sobre los acontecimientos de su región, de su entorno, hecho que los hace aún más vulnerables por estar al alcance de la mano de los actores armados.
En medio de este contexto, y ante la oferta hecha por el Estado en el 2012 a través de la Unidad para las Víctimas, entidad creada durante el primer mandato del entonces presidente Juan Manuel Santos, las organizaciones y periodistas víctimas convocadas a una reunión en Bogotá decidieron aceptar esta oferta estatal. A partir de ese momento empezó a vislumbrarse una luz en el camino de la reparación integral. Camino que ha sido largo y tortuoso, pues una década después los resultados son escasos frente a las expectativas que tienen los colegas en las regiones de Colombia. La reparación integral del colectivo aún no llega, y mucho menos las reparaciones individuales; ni las garantías de no repetición, ni el acceso a la verdad, y menos aún el derecho a la justicia. La impunidad campea para algo más del 90 por ciento de los casos de periodistas asesinados en el país, el hecho victimizante más grave, pero tampoco para las y los periodistas víctimas del conflicto, que se han visto abocados a salir como desplazados forzados o incluso a renunciar a su profesión para garantizar sus vidas.
En ese trasegar se conformó el Comité Nacional de Impulso, único órgano con voz y voto ante la Unidad para las Víctimas para tomar decisiones en torno a la reparación del colectivo de periodistas víctimas.
Frente a este panorama, y con el ánimo de fortalecer al colectivo, surgió en enero de 2017 la Corporación de Periodistas Víctimas por la Paz, Pevipaz, cuyo objetivo es “trabajar en la defensa y reivindicación de los derechos vulnerados, buscando hacer efectivo sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición”.
La población objetivo a la que puede impactar Pevipaz es de algo más de 400 mil trabajadores de los medios de comunicación, entre periodistas, redactores, camarógrafos, fotógrafos, voceadores de prensa, y los medios de comunicación afectados en medio del conflicto armado, según lo establecido en la Ley 1448 de 2011, y de acuerdo con la cifra estimada por la Unidad para las Victimas y contenida en el Plan Integral de Reparación Colectiva, PIRC, firmado en julio de 2022, pero que finaliza el 2023 con un bajísimo porcentaje de ejecución “por problemas administrativos”, según argumenta la Unidad.
Dentro de las actividades del PIRC está diseñado un capítulo especial para la recopilación de la memoria histórica de lo sucedido a las y los periodistas víctimas en las regiones, en la Colombia profunda, y contar las historias de esos periodistas que son líderes en sus regiones, pero no son visibles en los grandes medios de comunicación. Es una actividad que nos entusiasma y que cuenta con varios productos, que saldrán a la luz una vez culminen las investigaciones, paralizadas por ahora, sin saber cuándo podrán ser retomadas.
Lo previsto es realizar un libro de memorias, un documental para televisión, productos multimedia, entre los cuales se prevé la realización de una serie de podcast, entre otras.
Es por eso por lo que desde Pevipaz estamos decididos a afrontar estos retos y continuar con las gestiones adelantadas en otros escenarios para lograr que varias de nuestras propuestas se hagan realidad. Sin embargo, necesitamos contar con presupuesto para la realización y producción.
Una de esas iniciativas es la realización de una serie de podcast, que se emitiría en diez sesiones, de siete minutos cada una. Garantizar la emisión de esta producción es otro aspecto fundamental, por lo que acudimos ante ustedes, el Sistema de Medios Públicos, RTVC, confiados en que será posible obtener ese espacio en alguna de las plataformas multimedia que ustedes manejan. La emisión a través de este medio garantiza además una amplia audiencia en el país, puesto que se trata de la red de mayor cobertura en las regiones, incluso en las más apartadas, adonde no llegan otros medios de comunicación. Y de esta manera empezaremos a hacer visible la problemática vivida por las y los periodistas en la Colombia profunda, que aún está por narrarse.
Una de esas historias es la de la periodista Elizabeth Pérez, quien salió exiliada del Eje Cafetero y luego de Villavicencio, hacia Bogotá, en donde fue reconocida como víctima del conflicto armado en el 2014, por hechos atribuidos en la primera ocasión a miembros del Ejército, y en la segunda a terceros sin identificar, pero que según las pesquisas de los investigadores pudo tratarse de un grupo paramilitar que operaba en los Llanos Orientales. En ambos casos por investigaciones relacionadas con lo que luego se conoció como ‘falsos positivos’, o desaparición forzada de personas, jóvenes en su mayoría, que hicieron pasar como guerrilleros muertos en combate.