Fabio Agrana, Panamá, 23 may (EFE).- El conservadurismo férreo y una justicia débil conspiran contra la paridad de género en Panamá, que se queda como una “isla de desigualdad” frente al progreso de vecinos como Costa Rica, que desde la próxima semana permitirá el matrimonio entre personas del mismo sexo, dijeron a EFE activistas.
El próximo 26 de mayo quedarán derogados en Costa Rica los artículos legales que impiden el matrimonio igualitario a raíz de un fallo de enero de 2018 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), en el que se insta a los países de América a garantizar los derechos humanos de la población sexualmente diversa, entre estos la unión de personas del mismo sexo.
El Congreso costarricense nunca tramitó una ley sobre matrimonio igualitario, como le pidió hacer la Sala Constitucional en un plazo máximo de 18 meses antes de anulación automática de la legislación que lo impide, e incluso un grupo de congresistas intentó esta misma semana, sin éxito, posponer la entra en vigencia de las uniones de personas del mismo sexo.
Hay un “conservadurismo férreo” en Costa Rica, al igual que en Panamá, pero la diferencia es que en el vecino país se ha logrado un trabajo conjunto de grupos organizados de la sociedad civil y de autoridades y políticos “sensibles” , y se ha contado con un sistema de Justicia “efectivo”, declaró a EFE el presidente de la Fundación Iguales Panamá, Iván Chanís.
“En Panamá no hay educación sexual, tenemos un problema de reconocimiento a temas de igualdad de género más allá del propio tema LGBTI. Un conservadurismo férreo”, resaltó Chanís, un experto en derecho internacional.
Si “se tuviera un sistema de justicia panameño efectivo y justo, tendríamos un espacio de avance” en la lucha por los derechos de la comunidad LGBTI (Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transgénero e Intersexuales), “que es lo que ha pasado con las Cortes (Supremas de Justicia) en Costa Rica y también en Colombia”, el otro vecino de Panamá donde las uniones de personas del mismo sexo son legales de 2016.
“Panamá se queda en una isla de desigualdad entre dos grandes países que han avanzado en la región así como muchos otros”, lamentó el presidente de la Fundación Iguales Panamá, una organización sin fines de lucro que se define como promotora de la observancia y respeto a los derechos humanos como vía para afianzar la tolerancia, igualdad y respeto a la diversidad en la sociedad.
Costa Rica, por otro lado, “se convierte en un faro de luz y esperanza para Centroamérica en el tema de los derechos humanos, especialmente para las personas LGBTI de la región”, y se erige como una “sociedad adecuada a los tiempos de hoy”, indicó Chanís.
Panamá debe seguir los pasos del Estado costarricense y cumplir con la opinión consultiva de la CorteIDH, pues si no lo hace “estaría en violación de la Convención Americana de Derechos Humanos, añadió el activista y abogado.
EL REZAGO DE PANAMÁ
Grupos cristianos, evangélicos y católicos en Panamá han marchado en defensa de la familia tradicional y en rechazo al matrimonio igualitario, la identidad de género y del pronunciamiento de la CorteIDH, e incluso de otros derechos que atañen a las mujeres como educación sexual en las escuelas para domar el grave problema del embarazo adolescente.
En la Corte Suprema de Justicia y en el Tribunal Electoral panameños están pendientes de fallo desde hace varios años tres casos de matrimonios igualitarios celebrados en el exterior, dos de los cuales pretenden invalidar el Código de Familia y legalizar los matrimonios homosexuales.
Ricardo Beteta, de la Asociación de Hombres y Mujeres Nuevos de Panamá, dijo a EFE que los magistrados del Supremo de Panamá “deben fallar en derecho sobre estos casos”, sin ningún componente religioso ni basados en creencias personales.
Beteta admite que este es un tema “altamente político” que “no es nada fácil”, y señaló que el martes próximo conmemorarán el logro de Costa Rica para hacer un llamado al Estado panameño a que también “haga valer la igualdad ante la Ley como lo dice la Constitución”. EFE
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